5 de octubre de 2010

Lejos III

Pocos días después se encontraron nuevamente y ella, todavía enfadada por aquel "no me vaciles", estaba especialmente tensa y predispuesta para saltar a las primeras de cambio, temía y a la vez deseaba un enfrentamiento con él.

El momento no tardó en llegar y el detonante fue, ¿cómo no?, la insistencia de ella por fijar plazos exactos. Tiempo después pensó que, inconscientemente, provocó aquella disputa y ahora, visto retrospectivamente, hasta le hace reír cuando recuerda la forma que tuvo él de intentar zanjar el enfrentamiento, cuando le dijo: "En fin, corramos un tupido velo" y ella, no conforme con eso, le provocó diciéndole: "Bien, pero el velo que sea rosa", a lo que él contestó: "Mejor negro que cubre más", y ella, terca como una mula y con la intención de que la última palabra fuese la suya, insistió: "No, todo depende del tipo de tejido".

Terminaron riendo y admitiéndose el uno al otro que puede, quizás, sólo quizás, se hubieran pasado un poco, pero que ambos tenían razón, que sólo era por hacer bien su trabajo y un largo etc., era la forma que ambos tenían de dar su brazo a torcer sin que pareciera que lo daban, puede que fuera porque no sabían hacerlo o puede que, en el fondo, lo que ocurriera es que eran iguales. Esto marcó un cambio sustancial en su relación profesional, que se hizo más fluida, y consiguieron empezar a ponerse de acuerdo en los temas que tenían que resolver juntos.

A veces él tenía asuntos que tratar con personas de otro departamento y, aunque visitaba las oficinas, no pasaba por su despacho y ella, consciente o inconscientemente, siempre se las ingeniaba para cruzar un saludo con él. Un día hasta se dio cuenta de que, a pesar de que siempre iba bien arreglada, se esmeraba especialmente cuando tenía que verle a él, lo que le hizo saltar una señal de alarma que consiguió alejar de sí misma diciéndose: "Bah, esto por lo del café, para que vea lo que se perdió en su momento", tampoco reconocía que le molestaba un poquito la simpatía de la que él hacía gala con el resto del personal femenino de su empresa.

Un día, ya próxima la partida de él, empezaron a hablar de una forma más distendida y surgió el tema del idioma, él no hablaba árabe y ella, para su propia sorpresa, se puso a coquetear descaradamente con él y a ofrecerse a acompañarle en calidad de intérprete. Ese día, sin ni siquiera darse cuenta, terminaron besándose, fue un beso casi con rabia, con ansiedad, como con la necesidad de algo largamente deseado y reprimido para, finalmente, terminar siendo algo suave y dulce. Fue, también, el preludio de otros muchos.


Continuará...

16 comentarios:

* Inés * dijo...

María, me está gustando mucho.
El estilo directo, fresco, ágil y concreto.
Tu narrativa muy madura y primorosa.
Imaginativa y distinta.
Me convences, por completo.
Gracias, siempre.

Carmen dijo...

Te lo vuelvo a decir, tus textos son "vivos", tienes esa cualidad difícil de encontrar, no dejas indiferente.

Un beso

Mayte® dijo...

Me alegra que consiguieran salvar sus diferencias.

Me gusta mucho la historia, María. Deberías escribir relatos más a menudo porque eres de lo mejor.

Un beso grande

María dijo...

¿Entonces lo del Monasterio qué? jajaja. Oye, igual escribo uno de un Monasterio, te lo acabo de adjudicar.

Besos

Mayte® dijo...

Yo encantada de leerte, mientras no hagas una réplica de EUmberto Eco, todo bién.
(Que después ya sabes)

Igual me gustas tu escrito más que el Nombre de la Rosa.

Besitossss

jajajaja

María dijo...

No, tú tranquila, genuino total, más que nada porque esta gente de "El nombre de la Rosa" era muy guarretes y tenían ratas en la biblioteca, por no hablar de la afición por el veneno. El mío va a ser en plan bucólico, como la cabra tira al monte yo me centraré en el monte y en la huerta, jajaja.

Mayte® dijo...

Oye, que a mi me encantó esa novela eh!, y el fraile más.

Una cosa,son frailes y no escoceses, no te olvides de ese detalle

jajajaja

María dijo...

Si a mí el fraile me gustó, el que no me gustó es ese que era medio fraile que hablaba raro,jaja, me parece que se llamaba Salvatore.

Y lo de escoceses no será por Sean Connery ¿verdadddddddddddd? jajaja, qué bien le sienta la calva a ese hombre, digo la falda.

Mayte® dijo...

Hasta los años le sientan bién al jodío

jajajaja

Enga, que ya estoy deseando leerte

SalvaX dijo...

¡Seguis estando todas "espardalizadas"!¡No hay remedio!
Por cierto, ¿el monasterio ese es mixto o solo dejan entrar a gente con faldas?
Lo digo por los escoceses que, a base de no llevar ropa interior y con el tejido basto de los hábitos, acabarán todos "escocidos".

María dijo...

Estoy por titularlo "El Monasterio Carmesí", jajajaa (Cualquier parecido con "El Manuscrito Carmesí", de Gala, sería adrede).

Scarlet2807 dijo...

jajajajajajaj, lo que más risa me provocó fué lo delmonasterio ¿puedo entrar???
jajajajajaja
Buenísimo tu relato María,lo sigo con mucho interés.
Besos, Scarlet2807

María dijo...

Pues claro, Scarlet, será un monasterio que no será mono (porque habrá más de uno), jajaja

BONBOM dijo...

María el relato me encanta, por lo demas me estais volviendo loka, lo sabeis???????''

Besos para todos, ainssssssssssss

Manases dijo...

Menudo culebrón venezolano, pero siendo sincero, prefiero esto a las notas necrológicas, lo reconozco me has enganchado, menudo para de cabezotas…..un beso

D'MARIE dijo...

Un relato magnifico cielo..besis

Callad, por Dios, ¡Oh buñuelo!.

(La foto es de otro día, los de hoy los haré esta tarde que no me ha dado tiempo) Callad, por Dios, ¡oh buñuelo! Que no podré resisti...