17 de octubre de 2010

Gandhi

Es el año 1869, en el estado de Gujarat, en el noroeste de la India. Vientos cálidos y secos, a los que siguen devastadoras inundaciones, empobrecen el suelo de esta región.
Mi nombre es Mohandas Karamchand Gandhi he nacido allí y soy miembro de una familia de medios adecuados que, como la mayoría de los habitantes de Gujarat, nos sentimos orgullosos por el hecho de que en nuestro estado habitan muchos brahmanes (casta sacerdotal). Tradicionalmente, la sociedad hindú está dividida en cuatro castas o clases principales, con claras distinciones que las separan.

Tengo 18 años, y voy a emprender mi primer viaje en tren hacia Bombay, de camino a Inglaterra para estudiar leyes. Dejo atrás a una esposa de la niñez, Kasturbai, y a un hijo.

Antes de mi viaje a Inglaterra se me pide que comparezca ante los ancianos de mi casta, quienes me dicen en términos claros que si voy a Inglaterra, seré formalmente expulsado de la casta a la que pertenezco.

Yo les pregunto ¿Por qué? Y ellos me responden: “estarás obligado a comer y beber con los europeos” Yo les replico que no creo que el ir a Inglaterra vaya contra nuestra religión.

Los ancianos de mi casta consideran tabú que me asocie con el hombre blanco, según ellos el hombre europeo esta contaminado debido a comer carne y beber licor. Yo les objeto que éste es un caso de discriminación social a la inversa. A pesar de mis ruegos, se mantienen inflexibles, me voy de la India como un paria para los de la casta vaisia (agricultores y comerciantes), a la cual pertenecía.

Cuando llego a Inglaterra la vida no se me hace nada fácil. No solo soy extranjero, sino que además soy un “colono” indio, y solo puedo circular entre los grupos marginales de la sociedad británica.


Estoy desconcertado, puesto que los que me discriminan se llaman a sí mismos cristianos. Yo ya me había formado una opinión sobre el cristianismo y había Desarrollado cierta aversión por ésta religión Y tenía razón para ello.

Recuerdo que en aquellos días los misioneros cristianos que iban a la India solían pararse en una esquina cerca de la escuela secundaria y proferían insultos contra los hindúes y sus dioses. Yo no podía tolerar aquello. De igual manera, en Inglaterra, también se me hace difícil tolerar la discriminación de que soy objeto por parte de los “cristianos”. ¿Cuál es mi veredicto? ‘Amo a Cristo, pero desprecio a los cristianos porque no viven como Cristo vivió.

Al salir de Inglaterra con un título en derecho, trato de ejercer mi profesión en Sudáfrica. Desde el principio encuentro que allí también hay prejuicio racial. A pesar de que tengo un billete para viajar en primera, me sacan del compartimiento de un tren y me dicen que tengo que viajar en un vagón reservado para la gente de color. Mis protestas son ignoradas. Me sacan a la fuerza del tren y hacen que pase la noche en la sala de espera.

Aquella noche tomé la decisión de nunca ceder a la fuerza ni usar la fuerza para ganar una causa. Al reflexionar sobre el incidente, escribí: “El sufrimiento al que fui sometido fue superficial... era solo un síntoma de la profunda enfermedad del prejuicio racial. Debo tratar, si es posible, de extirpar la enfermedad y sufrir injusticias durante el proceso”.

Retrocedamos al pasado por un momento y examinemos estos dos incidentes que ocurrieron en la vida de Gandhi. En el primer caso, antes de salir hacia Inglaterra, Gandhi es rechazado por su propia gente debido a su deseo de asociarse con el hombre blanco. En el segundo incidente, es el hombre blanco quien lo arroja del tren por motivo del color de la piel de Gandhi. No fue solo la ofensa o humillación lo que enfureció a Gandhi; fue el profundo cáncer de la crueldad del hombre para con el hombre debido a diferencias en el color de la piel.

Sigamos como Gandhi nos cuenta sus vivencias:

Más tarde llegue a escribir: “Mientras las razas blancas continúen desplegando tal desprecio para con el hombre de color, seguirá habiendo problemas”. Quiero decir también que esto aplica de igual manera a los indios, quienes por miles de años han perpetuado un sistema de castas basado en las diferencias en el color de la piel. En esta segregación indio está contra indio, brahmán contra intocable.

A mi regreso a la India, hallo los mismos rencores y las mismas divisiones y cicatrices fomentadas por las castas. ¿Cómo podemos condenar a los británicos cuando nosotros mismos hemos incurrido en falta respecto a nuestros propios hermanos intocables? “Considero la existencia de los intocables la peor mancha del hinduismo”.

Con el tiempo me convertí en el defensor de la causa de los intocables. Viví con ellos. Comí con ellos. Limpie sus inodoros y los mas importante Traté de restaurar la dignidad de ellos. Les dí un nombre digno... ya no eran intocables, sino harijans, o pueblo del dios Visnú, si, teníamos que devolverles la herencia que les habíamos robado.
Ahora querido lector paso a relatar mi conclusión:
¿Cuál era esa herencia del harijan,? Es la dignidad humana, la herencia fundamental de todos pueblos. El harijan simplemente quiere que se le trate como un ser humano en vez de como un animal. ¿Quiénes efectuaron el robo? De acuerdo con Gandhi, sus coterráneos hindúes. “Los registros de la historia indican que los delitos más crueles se han cometido al amparo de la religión”, dijo él. Avergonzó a toda la India al no querer entrar en los grandes templos cuyas puertas habían estado cerradas por siglos para los adoradores hindúes de castas inferiores. “Aquí no hay Dios dijo él a las muchedumbres reunidas.

Si Dios estuviera aquí, a todo el mundo se le permitiría entrar.” En cierta ocasión un misionero, quien obviamente vivía bien, vino a Gandhi para que lo aconsejara sobre cómo ayudar a los parias de las aldeas indias. La respuesta de Gandhi fue un desafío al cristianismo: “Tenemos que bajarnos de nuestro pedestal y vivir con ellos... no como extraños, sino como uno de ellos en todo sentido, compartiendo con ellos sus cargas y sus penas”.

Con el futuro mismo del mundo en juego, el sufrimiento de la gente ya no está en silencio. Se refleja en las estadísticas de delitos y actos de violencia. Por lo tanto, surgen las siguientes preguntas: ¿Han tenido éxito los ideales de Gandhi? ¿Qué hay de la no violencia? ¿Cuán prácticas son para el mundo en general las ideas de Gandhi?
Si yo fuera un intocable:
Barrería las calles, limpiaría letrinas o me encargaría de los cadáveres
No podría entrar en la casa de alguien de una casta superior. Los brahmanes no me permitirían entrar en un templo hindú
Mis hijos no podrían casarse fuera de su casta
En las ciudades, sería el desahuciado... viviría en terrenos ocupados ilegalmente y me pasaría buscando artículos básicos como alimento, abrigo y agua.

Desde 1950, la intocabilidad se prohibió en la India. Sin embargo, un estudio realizado recientemente en unos mil pueblos de la India reveló que si yo fuera intocable, 61% de las demás personas no me dejarían usar el pozo de ellas; 82% no me permitirían entrar en el templo; 56% me negarían alojamiento; 45% de los barberos no me afeitarían ni me pelarían.

¿Acaso pensamos que eso solo ocurre en la india?

9 comentarios:

Mayte® dijo...

En cada rincón de este planeta hay discriminación. Ya sea de clases, de razas, de religión, de empatía o antipatía. Todos, absolutamente todos, discriminamos de algún modo.
Diós es único, grande y misericorde, nosotros, solo humanos en una lucha por una mala o buena supervivencia.

Me ha encantado este escrito, aunque ya no es nuevo y lo sabes que, practicamente todo lo que pones me hace reflexionar aunque no quiera.

Gracias por compartir.

Un beso grande

* Inés * dijo...

Fué un hombre al que admiro, desde que leí su vida y " modus vivendis", tiempo ha.
Me ha gustado mucho el enfoque que le has imprimido.
Me ha interesado del principio a fin, con el toque personal tan tuyo.
Siempre viene bien reflexionar y lo he hecho, casi sin pensar.
Gracias, siempre.

María dijo...

Gandhi era una persona maravillosa, de todo lo que hizo o dijo me impresiona especialmente la frase que tú has transcrito aquí: "Amo a Cristo, pero desprecio a los cristianos porque no viven como Cristo vivió".

Quiero insistir en lo que te digo casi siempre, tienes una manera única de acercarnos a temas que podrían ser espinosos y hacernos reflexionar sobre ellos.

Besos

SalvaX dijo...

Estupenda exposición.
Felicidades

BONBOM dijo...

Como siempre un enfoque magistral, la vida de ghandy siempre me impresiono, es de las pocas biografias que he leido que me han dejado huella, tú como siempre le das un toque muy personal y ademas con un tacto exquisito para tocar un tema tan delicado, gracias por tus aportaciones son siempre estupendas.
Besitos

wpaa. dijo...

Una frase que me gusta mucho de el es:
La causa de la libertad se convierte en una burla ,si el precio es destrucciòn de quienes deberìan disfrutar la libertad.
Intensa biografia la de Mahatma Gandhi.
Maneses ,has hecho un resumen excelente .
Un beso

Scarlet2807 dijo...

Excelente, como nos tienes acostumbrados, a tus magistrales exposiciones y hoy has traído a uno de los grandes hombres que han existido...
Gracias Manases.
Dos besos , Scarlet2807

Alejandro dijo...

Era un tío cojonudo este Gandhi, tú también escribes cojonudamente, me abres a veces la capacidad de pensar y meditar sobre ciertos hechos.

Un abrazo, Amigo

D'MARIE dijo...

,Me encanto lo que escribistes,nota que refresca el alma..Besiss

Callad, por Dios, ¡Oh buñuelo!.

(La foto es de otro día, los de hoy los haré esta tarde que no me ha dado tiempo) Callad, por Dios, ¡oh buñuelo! Que no podré resisti...