Amaneció antes que de costumbre, pero Él invirtió en vestirse el mismo tiempo que de costumbre y, con lentitud calculada, puso sobre sí las mismas ropas de costumbre. Era un día especial...lo esperaba desde hacía tanto tiempo... Salió de su refugio difuminando en el horizonte la silueta de las cumbres e inició su marcha, con paso firme y decidido, como de costumbre y, en segundos, adquirió tal protagonismo, que fue la envidia y el centro de cuantos le rodeaban. Su deseo incontrolado por acercarse a Ella no era motivo suficiente para provocar el encuentro de inmediato...todo estaba debidamente calculado y, necesariamente, sus labios se rozarían en el lugar y momento planeado. Apenas tres horas después de iniciar su partida, la divisó en el horizonte...y sus ojos se encendieron hasta dar luz en los rincones menos accesibles. Ella...caminaba con tan especial gracia y movimiento que, con frecuencia, muchos ojos se pegaban a su cuerpo, siguiéndola en su camino incapaces de apartar su mirada de su centro. Ella... tímida y frágil, avanzaba con lentitud y aunque era la aliada de la noche, en contadas ocasiones, como ahora, hacía acto de presencia durante el día, causando aún más expectación entre quienes la admiraban. Corrían, uno hacia la otra, con lentitud exasperante...y se tocaron. Primero se acariciaron los dedos, que nacían de ellos como deseos soñados. En segundos se besaron, haciendo nacer de sus labios reflejos encendidos...hasta que Ella, en el preciso momento, se acurrucó bajo Él, dejándose abrazar por completo, con un círculo de fuego de envolvente ternura. Abajo, desapareció la sombra. El trino de los pájaros se pintó de silencio y los lirios cedieron su color al acontecimiento. Fue una cópula breve. Apenas perceptible. Casi inimaginable. Y Ella, abrasada por el crucial momento, se deslizó sobre Él, en una fricción de volcán y llanto, separándose lentamente. Él, con destellos de fuego entre sus párpados, intentó retenerla pero, impotente, se vio obligado a seguir los pasos que tenía señalados, fiel a su propio destino, devolviendo a la tierra sus sombras, provocando de nuevo el trino de los pájaros y vistiendo a los lirios con sus mantos morados, como de costumbre. Y Ella, dejando escapar de sus laderas lágrimas de nácar, reinició su marcha, entre suspiros y guiños, en busca de su noche...como de costumbre.
16 de febrero de 2010
ECLIPSE
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5 comentarios:
muy bueno!!
Una historia preciosa.
Gracias por querer formar parte de nuestro entorno.
Un saludo a la distancia
Prólogo, si que sabes poner al lector en situación sin esfuerzos, pero en la necesidad de usar la imaginación. Me gusto. Un saludo
Prólogo, bienvenido a esta familia que somos todos los que aquí, bien por escritos, bien por comentarios, formamos en Aquí, con mis amigos, todos esperamos seguir leyéndote más veces.
Muy bonita la historia que nos has hecho llegar, preciosa.
Un abrazo.
¿Y qué voy a decirte yo, que soy tu más ferviente admiradora y amiga!.
¿ Ves,Prólogo?. No podían quedarse en una fría carpeta, te lo dije.
Tienes mucha poesía en tu alma, como todos los de este blog, cada uno en su estilo.
Gracias por confiar en nosotros, como editores de tus sueños, gracias por tu amistad inestimable.
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