17 de octubre de 2010

Dar la cara



Quiero reflexionar sobre el hecho de "dar la cara", una cosa tan simple y que demasiadas personas practican poco, así como de la diferencia entre anónimo y seudónimo y empezaré por cómo define la R.A.E. cada uno de ellos:

Anónimo: "Carta o papel sin firma en que, por lo común, se dice algo ofensivo o desagradable".

Seudónimo: "Nombre utilizado por un artista en sus actividades, en vez del suyo propio".

Teóricamente son dos conceptos completamente distintos, el problema viene a mi entender cuando el seudónimo se utiliza con fines anónimos, es decir, para decir algo ofensivo o desagradable y, en ese caso, el que utiliza el seudónimo deja de ser un artista, salvo que le consideremos un artista del insulto.

Siempre he pensado que es fácil coger el toro por los cuernos y si tienes que decirle algo a una persona decírselo, aunque sea recriminarle algo, ya vendrán luego la calma y las explicaciones que procedan pero, de momento, tú te desahogas y la persona a la que recriminas te pone cara y, ¿quién sabe?, incluso si tienes razón igual te pide disculpas o, si no la tienes, te puede sacar de tu error.

Imagino que el anónimo tiene sus razones para actuar así e, intentando encontrarlas, sólo veo una: "cobardía", lisa y llanamente cobardía.

El anonimato en el caso de un hombre yo lo llamaría aquello tan socorrido de "no vestirse por los pies", en el de una mujer confieso que no sé como llamarlo, pero habrá sin duda una expresión acorde que le vaya como anillo al dedo.

Me pregunto también si el "anónimo" actúa de esa forma no sólo por hacer daño, como suele ocurrir en la mayoría de los casos, sino cargado de razón por alguna ofensa imaginaria o por algún malentendido y, por más que intente encontrar otra explicación, vuelvo a la misma, a la cobardía, al miedo, quizás, a no enfrentarte con tu propia y miserable verdad o, en última instancia, concluyo que la explicación puede ser eso tan manido, tan antiguo y tan usado como es la "envidia", la puñetera envidia diría yo, esa de la que varias veces han escrito varios aquí varios compañeros, que yo recuerde María, Wpaa y Manasés.

10 comentarios:

Mayte® dijo...

Yo tenía que haberme ido hoy a hacer senderismo.

Oye Alex, mejor nos vamos de tapas si??, eso si que da envidia

Besitoss

María dijo...

Anda que no tiene mala sombra esta dando envidia, jajaja.

Totalmente de acuerdo Alejandro.

Besos

wpaa. dijo...

Se podria decir mas alto, pero no mas claro, totalmente de acuerdo en todo.
En el caso de una mujer anònima yo lo llamaria , envidia y corbadia, y si en el hombre es "no vestirse por los pies" en la mujer seria "no saber ponerse las medias en su sitio " por ejm, y demostrar la elegancia que toda dama que se preste tiene que tener.
Saludos cordiales Alejandro y feliz domingo
wpaa.

Scarlet2807 dijo...

Alejandro, absolutamente de acuerdo contigo, de hecho , yo mi seudónimo lo uso en todos lados y te aseguro, que todos o al menos los que me conocen, saben perfectamente quien soy y los que no, no tengo nigún problema si quieren saberlo.
Un beso Alejandro y feliz domingo...
Scarlet2807

BONBOM dijo...

Nada que objetar a lo que dices, al igual que mis compañeras completamente de acuerdo contigo,

Y como Scarlet siempre entro como bonbom, tanto aqyui como en el chat, me gusta que sepan que soy yo, nunca me lo canvio, y cuando relato trocitos de mi vida no tengo ningun inconveniente en poner mi nombre propio.

Un beset

Manases dijo...

Alejandro, no hay mayor desprecio que no hacer aprecio, para mi los anónimos o seudónimos que se esconden no merecen por mi parte ni un segundo mas de mi tiempo, un abrazo Alejandro.

Anónimo dijo...

Un apunte semántico.
Mi amigo el bruto, a las mujeres que son como describes les llama "putibrujas".
No se si está aceptado por la RAE, pero es muy descriptivo.¿Vale?

Anónimo dijo...

No es anonimo, soy SalvaX

SalvaX dijo...

llevo el portátil con Linux y me hace unas tonterías...

* Inés * dijo...

La envidia, un mal que en este medio se potencia, sorprendentemente.
Y el anonimato, en el que esos envidiosos, campan a sus anchas, haciendo cosas reprobables, que en su vida real no creo que tuvieran valor de hacerlas.
Me ha gustado mucho tu reflexión sobre ese tema tan doloroso, que yo personalmente sufro en primera persona.
No les asiste razón alguna, ¿sabes por qué?, porque no la tienen y son envidiosos compulsivos.
Lo dicho, genial.
Gracias, Alejandro, siempre.

p.d. En Junio, escribí:
Los macarras de la moral, dedicado a quien me tiene envidia, entonces y hoy mucha más.
Me consta que lo leyó.

Callad, por Dios, ¡Oh buñuelo!.

(La foto es de otro día, los de hoy los haré esta tarde que no me ha dado tiempo) Callad, por Dios, ¡oh buñuelo! Que no podré resisti...