5 de enero de 2011

Aquellos Reyes


Yo reconozco que, a veces, soy un poco gamberra y hace dos años, por Reyes, tuve la feliz idea de regalarle a mi hijo (que ya era mayor), en plan broma, una muñeca hinchable entre otras cosas.

Y a mí las cosas me gustan como el Nescafé, instantáneo, pensado y hecho, así que me fui a un Sex Shop por la mañana a primerísima hora (a ver si no había nadie) dispuesta a pertrechar mi última fechoría pero no, se me habían adelantado dos chicas que estaban comprando penes saltarines y otras cositas de broma y se las hicieron envolver individualmente. Yo venga ojeadas a la puerta a ver si había suerte y no entraba nadie y, por fin, salieron las dos chicas y digo yo: "esta es la mía, no se va a enterar ni el Tato".

Pero el Tato se enteró, ya lo creo que se enteró, porque la dependienta, en lugar de atenderme de inmediato se puso a arreglar el mostrador y en esto que entraron dos señores. Se pusieron a mirar en las estanterías, disimulando, y ya me pregunta la Señorita ¿qué quiere? (he de decir que tenía un tono de voz alto) y yo digo muy bajito ¿tienen muñecas hinchables? y ella me contestó casi a gritos: "sí, de tres clases, baratas, medianas y caras", ahí oí las primeras risitas de los señores, pero lo mejor estaba por venir.

Lo "mejor" vino cuando me dijo: "las medianas y las caras tienen 3 orificios ¿sabe Ud. para qué? y yo pensando: "tierra trágame" y los otros carcajada al canto. Le contesté como pude "pues déme una de las de precio medio" y la señorita otra vez a la carga: "sólo me quedan dos, una negra y una gorda" (más risitas de ellos) y yo respondí sin pensar "pues déme la negra que gorda ya me estoy poniendo yo esta Navidad con tantos mantecados" (carcajada de los señores, ya sin disimular ni nada, a su aire).

Pero el tema no había acabado aún, no, entonces me pregunta la señorita que si la hinchaba para que la viera o por si estaba pinchada y yo "noooooo, que tengo prisa, Ud. no se preocupe que si está pinchada ya le pongo yo un parche, pues no soy yo mañosa ni nada" (más risitas). Al fin conseguí pagarla y salir con ella en una bolsa semitransparente que dejaba ver la caja porque me negué a que la envolviera por no oír más risitas y, volviendo la cabeza, me veo a los dos señores que se salen detrás de mí sin comprar nada, cosa que no me extrañó porque ya se habían divertido de lo lindo. Yo, hasta llegar a casa, con la bolsa abrazada y la foto de la negra para adentro, para que no se viera.

Cuando llegué y destapé la muñeca por poco me da algo. Era fea, pero fea con avaricia, muy negra, pequeñaja (como 1,50m.) y con el pelo afro. Para más inri, lo de los 3 orificios era verdad y encima estaban como señalizados, para que no se perdieran, que parecían bocas de metro.

Para redondear la broma pensé en meterle la muñeca a mi hijo en la cama, hinchada claro. Recabé la ayuda de mi otro hijo y tratamos de hincharla con la bomba de las bicicletas pero no encajaba bien, lo mandé a una tienda de deportes a por otra bomba, tampoco iba bien y, por fin, le pedí a mi hijo que la inflara. Me dice: "no, lo haces tú que para eso has tenido la brillante idea, yo eso no lo chupo ni de coña" y yo "nene, que yo no puedo, hijo, que me ahogo, ¿no ves que fumo y me quedo sin aire?"; al final logré convencerlo y evité reírme mucho mientras lo hacía porque que mi hijo, a diferencia de la madre, es un tío serio. Para que no resultara tan obscena, le puse unas braguitas mías muy monas (con esta operación le tapé dos orificios) y la metí en la cama.

Salimos todos a cenar y, al volver, prácticamente empujamos a mi hijo a su habitación. Cuando vio la cama y la destapó se moría de la risa, porque el niño tiene guasa. Nos lo pasamos bomba, la verdad, incluso tenemos un vídeo, yo lloraba de tanto reírme y al día siguiente aún me dolía el estómago.

Luego los nenes le pusieron un sombrero a la negra y, para vengarse por mi feliz idea, me la colocaban en todos las habitaciones, te dabas la vuelta al pasillo y susto que te llevabas, incluso en la bañera me la encontré un día, ¡qué impresión madre mía!. Ahora vive en el trastero, sólo duró una semana en casa.

8 comentarios:

Scarlet2807 dijo...

JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJ
María , realmente eres genial y única, no hay dos iguales...
Un beso, Scarlet2807

TORO SALVAJE dijo...

Gracias por las risas María, jajajjajjaa, te juro que me lo he pasado pipa leyendo esta historia.

Que bueno...

Besos.

Rosa Mª Villalta dijo...

Muchísimas gracias María por tu compañía y por tan graciosa historia.
Muchos besos. Rosa.

Rosana Martí dijo...

María no he parado de reir en todo el texto, tengo que añadir que me ha sido difícil de seguir por cuestiones de lagrimones, vaya tela, que guasa tiene la cosa. Una historia genial.

Feliz día de Reyes, ahora ve y compra un negro jajajajaja, y así tienes la parejita.

Manases dijo...

Lo narras de Maravilla María, estoy convencido que esto seria un buen guión para Berlanga… Besos

wpaa. dijo...

Gamberra nº 1 .. ajajaj,
No me imagino yo comprando una muñeca de esas .
Besos linda.
wpaa.

D'MARIE dijo...

Maria como siempre...destilas alegria mujer,...en esta epoca es tan bueno reirse cielo..graciass!!
Besiss

BONBOM dijo...

Gracias, gracias y mil veces gracias, no sabes lo que me has echo reir, y te juro que me hace muchisima falta, aunque lo he leido tarde porque no he podido antes la verdad es que lo he agradecido muchisimo.

Te quiero gamberra jajajjaj

Muakssssssss

Callad, por Dios, ¡Oh buñuelo!.

(La foto es de otro día, los de hoy los haré esta tarde que no me ha dado tiempo) Callad, por Dios, ¡oh buñuelo! Que no podré resisti...