A Jorge y Fina

¿Sabéis que es abrazarse las manos?, es un acto muy sencillo, es simplemente colocar la
mano de otra persona entre las palmas de las nuestras. Hacia mucho tiempo que nadie me abrazaba las manos, y Fina lo hizo, se me hizo un nudo en la garganta, los ojos se me empañaron, miré de reojo al medidor de pulso y de respiración de Fina, se había acelerado su ritmo cardiaco, y pensé que el medidor de ritmo cardiaco era el mejor invento de la humanidad, me sonreía, y me acariciaba las manos y volvía a abrazármelas.

Jorge nos miraba, era una mirada cómplice, estaba feliz, viendo la ilusión de Fina al verme después de tanto tiempo.

A Fina la atropelló un coche hace dos semanas, cuando salía de hacer la compra en un supermercado. En un principio temieron por su vida, tras la operación, los médicos le dijeron a Jorge que quedaría tetrapléjica y que además tendría muchos problemas psíquicos, a Jorge no le importaba que quedase invalida si a Fina sobrevivía, que eso no era importante que él, la cuidaría, pero debía vivir por ella y por él, porque Jorge la ama de tal forma que solo su vida tiene algún sentido si Fina esta con él.

Que fácil es amar cuando todo nos sonríe, salud, bienestar y que difícil cuando la persona a la que crees que amas sabes que jamás volverá a ser como era, porque amar es un sentimiento que debe brotar del alma hacia la mente, nunca al revés.

Fina me ha recordado lo que es sentir el contacto de unas manos que agradecen, que hablan, que transmiten amor, dulzura, el contacto de las manos de Fina me han hecho reflexionar.

¿Dónde las miradas?, ¿dónde las caricias?, ¿dónde los gestos?, ¿dónde las palabras?, ¿dónde el juguetear con un trocito de papel?, ¿dónde los susurros?, ¿dónde las confesiones mas intimas?, en resumen ¿dónde la presencia?, supongo que sabéis a que me refiero.

Melitón