22 de junio de 2010

He vuelto a soñar


He vuelto a soñar con la isla, habían pasado meses pero allí parecía siempre primavera.

El sol había tostado nuestra piel, éramos del color del oro y éramos oro el uno para el otro, nuestro tesoro mutuo.

Exploramos cada día, de la mano y entre risas, un trocito de la isla y siempre volvías con algo de lo que encontramos, todo valía y todo te ingeniabas para utilizarlo y hacer de nuestra frágil cabaña un casita, un hogar, porque era eso, con sus techos de ramas de palmera y su mesita construida con un tronco, pero era nuestro hogar.

Lo fue durante meses, cada vez más, hasta el punto de nunca echar de menos nada más, hasta me hiciste un pequeño armario con una maleta que encontramos mientras yo, entre risas, te decía: "¿aquí guardaremos la ropa que no tenemos?", pero tú lo hiciste, por si acaso, igual pensabas que algún día encontraríamos unas piezas de seda y me vestiría con ropas de princesa.

Un día empecé a sentirme extraña, hinchada, con náuseas, tú no sabías qué era y te empezaste a preocupar, ni teníamos médico ni medicinas, hasta tuviste la genial idea de pensar que el pescado que sacabas del mar cada mañana no era fresco, todo con tal de buscarle una explicación al malestar, de espantar el miedo a no poder curarme.

Yo te mantuve en vilo, riéndome a escondidas, durante todo el día, porque yo sabía lo que era, mi "enfermedad" no era más que el fruto del amor, era tu hijo y el mío y, por la noche, te lo dije, no pude aguantar más.

Recuerdo tu reacción, llorabas de emoción pero, luego, empezaste a preocuparte hasta que te convencí de que, desde el principio de los tiempos, los niños han nacido así, en su casa, y, entonces, empezaste a hacer planes con él, al día siguiente empezaste a construirle una cunita con la madera que tenías almacenada, yo miraba, sólo miraba y posaba mi mano sobre el vientre donde creía esa nueva vida.

Pasaron los meses, ya casi el niño estaba por nacer y, una tarde, vimos un barco a lo lejos, se acercaba, era nuestro pasaporte hasta la civilización pero ¿era lo que queríamos?. Nos miramos y yo, como en el otro sueño, te dije: "no quiero más, te tengo a ti y, pronto, tendremos a nuestro hijo, quiero seguir jugando a robinsones".

Entonces, como en el otro sueño, desperté...

11 comentarios:

wppa. dijo...

Como me ha recordado tu relato a la pelucula de el Lago Azul , donde dos adoslescentes empiezan a descubrir su sexualidad , y fruto de esos sentimientos nuevos para ellos tiene un bebe.
Bonito sueño para no despertar ¡¡
Un beso
wppa.

BONBOM dijo...

Ella, como me has emocionado no te lo puedes ni imaginar, lo siento no puedo decirte mas un beso amiga

Mayte® dijo...

Tu quieres hacerme llorar a esta hora?
Sabes que me emocionas con algunos escritos y este es uno de ellos.

Precioso!

Un beso grande

Scarlet2807 dijo...

A mi al igual que Wppa, me recordaste la película " La laguna Azul", y también me emocionaste...
Eres Divina!!!

Un beso, Scarlet2807

María dijo...

Gracias, los de mi sueño eran mayores que los del "Lago Azul", estos sí sabían lo que hacían pero me ha gustado mucho que os recuerde algo tan bonito como esa película.

Besos

FIBO dijo...

Si hubiera sido mi sueño, seguro que me llevo la tele,el frigorifico y la tienda de campaña.
Muy bonito tu sueños y gracias por dejarnos estar contigo mientras duermes.
Un besote.

María dijo...

jajaja, se te ha olvidado un generador y gasoil, para que funcionen los electromésticos digo, Fibo.

Miranda dijo...

Ellaaaaaaa:

Bello sueño y del que no me gustaría despertar.

Besitosss.

Soñador dijo...

Que guapo te ha quedado, encantas con esta narración tan bonita, de una percepción de enamorada, precioso como lo haces,un beso.

D'MARIE dijo...

Que bonito sueño!!.Tanto que es dificil de pensar,que no pueda ser realidad!!
Besis

Negritachile dijo...

Hermoso sueño, trae recuerdos y agradables.... felicitaciones

Callad, por Dios, ¡Oh buñuelo!.

(La foto es de otro día, los de hoy los haré esta tarde que no me ha dado tiempo) Callad, por Dios, ¡oh buñuelo! Que no podré resisti...