10 de junio de 2010

Esperanza


El cielo estaba poblado de estrellas de todos los colores, parpadeaban continuamente sobre el negro cielo, como queriendo hacer cosquillas a la noche. Un día se dirigieron a Dios para formularle un ruego: "Señor Dios, nos gustaría vivir en la Tierra con las personas, compartiendo su misma vida". El Señor concedió a regañadientes lo que le pedían, aunque intentó convencerles de que su lugar estaba en el cielo, pero insistieron tanto, que, incluso, les permitió mostrarse con el tamaño con el que son vistas desde la Tierra, para facilitarles su aventura.

Llegaron a la Tierra en grupo, a principios del mes de agosto, aprovechando una lluvia de estrellas de San Lorenzo. Algunas se acurrucaron en las torres de las iglesias, otras fueron a jugar con las luciérnagas por los campos, las menos se dejaron mecer en los árboles por la fresca brisa de la noche, la mayoría se acercaron a las personas y contemplaron de cerca sus rostros y la tierra quedó maravillosamente iluminada.

Transcurrido un breve espacio de tiempo regresaron presurosas al cielo. Al verlas llegar tristes y cariacontecidas, Dios les preguntó el motivo de su regreso y éstas, al unísono, respondieron: "Señor, en la tierra hay mucha miseria, hambre y violencia". El señor les dijo que no las había creado para que anduvieran por la tierra, les repitió que su lugar estaba en el cielo, trazando órbitas inmensas, jugando al coro con los astros y los planetas.
Cuando se reunieron todas, Dios las contó y con sorpresa descubrió que faltaba una de ellas. Un ángel se acercó al Señor y le susurró al oído: "Señor, la que falta es esa extraña estrella de color verde, que protesta mientras traza órbitas por el cielo ... la que decía el otro día que ella no había nacido para deslizarse entre los planetas ... parece ser que se ha quedado en la Tierra". ¿Qué estrella es esa? -preguntó el Señor-, el ángel continuó informando: "Le llaman Esperanza, es una diminuta estrella verde, la única que hay de ese color".

Dios la recordó enseguida, porque Esperanza era una estrella a la que reñía con frecuencia. Últimamente tenía la manía de empujar suavemente a sus compañeras mientras trazaban sus monótonas órbitas. Miraron de nuevo a la Tierra, para ver si descubrían a Esperanza y finalmente la hallaron allá abajo. Como era su costumbre, andaba repartiendo suaves empujones de ánimo a las personas. Se fijaron un poco más y vieron como Esperanza no empujaba a cualquier persona, sino tan sólo a aquellas que estaban tristes, cansadas, rotas por el esfuerzo y el dolor.

Las estrellas del cielo comenzaron a cuchichear por lo bajo, criticando duramente a Esperanza por su haberse quedado en la Tierra y por andar "molestando" a los humanos, con su consabida manía, pero Dios les hizo callar diciéndoles, al tiempo que esbozaba una sonrisa: "Dejadla que siga allí, porque dando suaves empujones a quienes perdieron las fuerzas para caminar, está mejorando mi Creación" y las estrellas siguieron trazando órbitas, con excepción de Esperanza, que aún anda repartiendo suaves empujones a quienes lo necesitan.

9 comentarios:

Fibonacci dijo...

Precioso Mirinda, solo una chica maravillosa como tú. puedes trasladarno algo tan bello.
Un besito

BONBOM dijo...

Miranda cielo,es relmente precioso y sabes?? a mi hoy me hacia falta un empujoncito de esos, gracias por darmelo, a cambio recibe un gran beso de mi parte

Soñador dijo...

Precioso Miranda, como solo tu lo sabes hacer, me ha encantado, un abrazo.

María dijo...

Que no nos falte nunca la Esperanza Miri, precioso escrito.

Besos

Mayte® dijo...

Bellísimo Mirinda.

El año pasado me pasé una noche entera en el monte esperando ver las Perseidas o lágrimas de San Lorenzo. Es mágico el expectáculo y ahora con esta leyenda mucho mas precioso será la próxima vez que las vea.

Gracias lokita, tan dulce como tu el relato.

Besitos desde el alma

Scarlet2807 dijo...

Miranda, ¿no digo yo que eres un encanto?
Solo de leerte, nadie lo dudaría...

Un beso, Scarlet2807

* Inés * dijo...

Las estrellas colgadas del cielo no comprendieron que cada una tiene su función y la esperanza, por eso se quedó entre este mundo, para llenar vacíos y sonreir tristezas.

Lista la estrella, nadie le riñe cuando empuja, porque lo hace para extender la Esperanza.

Me ha encantado, es un relato precioso, no lo había leído.

Gracias, desde mi estrella.

Carmen dijo...

Es bonita esa idea de tener las estrellas compartiendo vida junto a nosotros. Muy bonito relato.

Un beso

Anónimo dijo...

Que no nos falte nunca esa esperanza. Sin ella estaríamos un poco muertos.
Un abrazo Miranda, muy bonita tu historia.

Callad, por Dios, ¡Oh buñuelo!.

(La foto es de otro día, los de hoy los haré esta tarde que no me ha dado tiempo) Callad, por Dios, ¡oh buñuelo! Que no podré resisti...