5 de junio de 2010

El cuenta cuentos

Érase una vez un pueblecito sin nombre, donde sus habitantes tampoco tenían nombre, a cada uno se les llamaba por su oficio, el carpintero, el médico, el tendero, etc. y cuenta cuentos, hombre de mirada perdida, ojos azules como el cielo, manos grandes, frente arrugada, pelo cano y silueta esbelta.

El cuenta cuentos vivía en una de las casas de dos plantas en la plaza principal y única del pueblo. Cada tarde a la seis se sentaba en el portal de su casa y esperaba la salida de los niños del colegio, estos, alborozados corrían a sentarse en el suelo alrededor de cuenta cuentos, y con ojos ilusionados esperaban el relato de aquel hombre que cada tarde improvisaba una historia.

Nuestro personaje pasó muchos años narrando historias de castillos encantados, princesas secuestradas por dragones, grandes hazañas de espadachines, de tesoros buscados sin tregua por piratas románticos. Pero cada año que pasaba los niños crecían y dejaban de ir a la cita con el cuenta cuentos y además el pueblecito se estaba quedando sin habitantes. Hasta que un mal día ningún niño acudió a escucharlo.

Cuenta cuentos nunca faltó a su cita diaria, bajaba al portal y esperaba y esperaba, pero nadie acudía.

Una tarde de verano un coche paró en la plaza del pueblo y de él bajó una familia, el padre, la madre y tres niños de corta edad, cuenta cuentos sonrió y sus ojos brillaron, empezó su mente a inventar un cuento, tenia que darse prisa o los niños se irían.

Los llamó -¡niños, niños, venid que os contaré un cuento en el que se relata la aventura más grande que jamás hayáis escuchado!-. Los niños miraron extrañados a aquel raro personaje, y de reojo a sus padres, la mama les dijo – Id si queréis-.

Los tres niños se sentaron en el suelo, con cierto recelo, pues no sabían que era un cuento. El mayor de los niños que no tendría más de diez años le preguntó- señor ¿qué es un cuento?-, cuenta cuentos extrañado de la pregunta respondió, -es un relato en el que cada uno de vosotros podéis imaginar a los personajes como queráis y los paisajes y hasta podéis elegir el final que más os guste-, los hermanillos se miraron entre si, no habían entendido nada, y la pequeña preguntó,-¿que es imaginar?-

Los niños a poco de comenzar el relato, se aburrieron y volvieron con sus padres.

Cuenta cuentos enmudeció y su rostro se tornó triste y pensó -¿qué han hecho con los niños?

Tan profunda era la tristeza de cuenta cuentos que, cogió su zurrón, el bastón y acompañado por su perro salió del pueblo camino de las montañas para no volver jamás.

Y este cuento ha terminado, tal vez algún día vuelva, tal vez cuando en el firmamento una estrella fugaz le ilumine el camino, tal vez cuando el lejano mar le llame, tal vez cuando en su camino se cruce una ilusión, tal vez cuando alguien le invoque por su nombre o gritando con el pensamiento -¡vuelve te necesitamos!-.

10 comentarios:

Fibonacci dijo...

Aunque la mayoria de las veces no te deje comentarios, si que te leo todo lo que publicas y a para ser honesto, te diré que me gusta lo que escribe,y como lo redacta, mis felicitaciones, te seguiré leyendo.

Mayte® dijo...

Es triste que se pierda la aficción a leer cuentos. Los crios de hoy entre juegos de ordenados y mil maquinitas del mismo estilo, no saben lo que pierden con no poder disfrutar como nosotros.

Muy bueno.

¡Gracias!

María dijo...

Opino como May, yo aún tuve suerte con mis hijos, será porque son mayores o porque imitaban lo que veían. Sonrío yo sola cuando los recuerdo tan chiquitines viendo los dibujitos de un cuento que no sabían leer.

Un beso

Carmen dijo...

Hermoso relato, ojalá que no se perdieran tantas tradiciones.

Un beso

Scarlet2807 dijo...

Tu relato me ha llenado de añoranza, y melancolía, cúantos cuentos le conté a mi hija para que comiera su comida, para que se durmiera, en fin...
Ella, aún recuerda algunos que inventé, como el de " Juanito y las orejas grandes" jajjaajajajj.

Un beso, Scarlet2807

Alejandro dijo...

Leyéndote incluso he recordado un cuento. Muy bueno


Un saludo

* Inés * dijo...

Los cuentos leídos de infantes, contados de mayores, recuperados con otros personajes, son nuestra parte mágica, cuando la real no alcanza, o la imaginación nos invita a inventarlos.

Me ha encantado, porque volví a ser niña mientras te leía con ojos vivarachos.

Gracias y había una vez...

D'MARIE dijo...

Meliton,trajistes recuerdos,de niña,lo mucho que leia.Lo,sabia que me sentia,al saber escribir tan bonito y sentirme dentro del cuento era algo que me maravillaba..Mis hijos,mis sobrinos recuerdan ,cuando end ias de inviernos,los acostaba en una cama grande y les contaba miles de cuentos llenos de magia y colores...Graciasss!!
Besiss

Soñador dijo...

Me ha gustado tu texto,nunca deberiamos perder la sana constumbre de los cuentos, aún ni de mayores.Nos hacen volver a esos mundos imaginarios.Muy bueno

Anónimo dijo...

Meliton me he quedado muy triste con tu escrito porque yo también creo que hemos acabado con la magia de la infancia a golpe de regalo publicitado en la televisión.

Callad, por Dios, ¡Oh buñuelo!.

(La foto es de otro día, los de hoy los haré esta tarde que no me ha dado tiempo) Callad, por Dios, ¡oh buñuelo! Que no podré resisti...