26 de noviembre de 2010

La canción del balón

Con un cuchillo en la mano
Con furor en la mirada
De santa furia animada
Gritando a quien desoyó
Sus normas y sus preceptos,
Se dispone a hacer justicia
Y su venganza acaricia
Diciendo aquí mando yo.

El orden, ¡Oh bien supremo!
Los niños han alterado
Y sus juguetes dejado
Donde mejor les cuadró
Y la madre justiciera
Dispuesta siempre a dar cera
Con el balón la tomó

Te vas a enterar chaval
De una vez
Que yo no tengo rival;
Que conmigo no se juega
Quien no obedece y se pliega
Siempre paga su altivez.

Que ya estabas
Advertido
Y repetido
Veces mil
Que esta casa
la gobierna
Esta reina
Caciquil

Que es mi casa mi tesoro
Que es el orden mi obsesión
Soy maniática del orden
Orden es mi religión

Que hay que cargarse a un balón
Yo, de largo
Y no hay consideración
Pues advertido ya estabas
Que hay que hacerlo por la bravas?
Pues yo voy y me lo cargo

Y con golpes
Alevosos
Y furiosos
Al balón
Descargaba
Su crueldad
Sin piedad
Y sin perdón

Que es mi casa mi tesoro
Que es el orden mi obsesión
Soy maniática del orden
Orden es mi religión

6 comentarios:

Scarlet2807 dijo...

JAJAJAJAJAJAJ...
Te ha quedado muy bueno Madrigal, tú eres capaz de hacer un poema de todo y me encantan los que haces con humor
Un besote; Scarlet2807

wpaa. dijo...

¡¡Que bueno¡¡¡ , ¿de donde sacas tanto ingenio? hay que tenerlo y mucho ,para sacar una canciòn asi.
Me he reido un monton.
eres muy bueno ,para estas cosas, gracias por compartirlo y arrancar sonrisas.
Un beso
wpaa.

Carmen dijo...

Dios mío si Espronceda levantara la cabeza, jajaja.

Un beso

BONBOM dijo...

Caray y que ha echo el pobrecito balon??.

Es divertido el poema, me gusto leerlo, feliz finde.

Un beset

Rosa Mª Villalta dijo...

Muchas gracias Madrigal. Admiro tu imaginación y tu capacidad para escribir.
Con todo cariño, Rosa.

Alejandro dijo...

Me están dando unas ideas...

Un saludo

Callad, por Dios, ¡Oh buñuelo!.

(La foto es de otro día, los de hoy los haré esta tarde que no me ha dado tiempo) Callad, por Dios, ¡oh buñuelo! Que no podré resisti...