20 de junio de 2010

+ Los días pasaban +


Y nuestro amor creciendo, todo nos resultó fácil, nada se interponía entre ambos, solo la distancia que poco nos separaba, porque él cada vez que podía la brincaba, y por unos días lo tenía a mi lado…bueno en su “habitación” donde recibía mis visitas a hurtadillas.
Su siguiente visita me llenaba de ilusión como todas, pero a la vez de cierta mortificación, fue en plena primavera y coincidió con un proceso quirúrgico de un ojo al que me sometería, él quería estar acompañándome en ese trance.
Como siempre lo haría, llegó cargado de obsequios, dulce de guayaba con relleno de coco, tamalitos de sabores dulces y salados (platillo típico mexicano hecho a base de masa de maíz), pastelillos, etc. desbordando alegría característica muy suya, era reflejo del contento que le producía ser bien recibido y sentirse en familia, a excepción de mi mamá.
Era de entenderse que a estas alturas ya tenía ella bien claro que me iría de casa. ¿Lógico no? Pero no era fácil para ella aceptar esta realidad. Como toda persona mayor se ponía caprichosa y protestaba porque Toño viniera tan frecuentemente, yo tenía que ser tolerante y muy paciente.
Llegó el día de la cirugía, él y mi hermana me acompañaron a hospitalizarme, se despidió cariñoso, prometiendo que sería al primero que vería al salir del quirófano, me dio ánimos para tranquilizarme. Aunque era una cirugía sencilla, no dejaba de dar cierto nerviosismo y temor.
Así fue, todo resulto sencillo y sin complicaciones, y en cuanto lo miré con esa sonrisa suya, recibí su saludo ...¡Hola crayolaaa!
Ya en casa estaba al pendiente de todo cuanto pudiera necesitar, como yo debía guardar reposo, él entraba a mi habitación a platicar y estar conmigo, ante el enojo de mi madre, lo que me causaba disgusto y pena a la vez.
Para mi buena suerte, que ya era suficiente con tener el amor de Toño…él siempre guardó la compostura y respetó las postura de mi mamá, fingiendo no darse cuenta.
Era lógico como se sentía ella, ya que para las madres parecería que los hijos no crecen y siempre serán sus “niños” aunque ya se tengan uno ¡50 años! como era mi caso.
Y por otro lado había que reconocer que era producto también de su educación, en su “época” no era bien visto que un hombre entre a la recámara de ¡¡una señorita!! Glup…me hacía tanta gracia, pero a la vez... ¡cómo me mortificaba!
La fecha probable de boda estaba fijada para el mes de Julio del mismo año, pero cada vez se me hacía más lejana y excesivo el tiempo de espera, ¡cosas del enamoramiento! Y sin duda de la situación que yo vivía. Así que logré convencer a Toño que se anticiparamos la fecha para el mes de mayo.
Esta situación duraría poco tiempo, mi mami también era conciente de mi felicidad e igual participaba de los preparativos… los días pasaban y la fecha se aproximaba…

8 comentarios:

Fibonacci dijo...

Estas describiendo un pasaje de tu vida muy divinamente, me esta gustando mucho, has tenido la suerte de haberla vivido.
Un besote

María dijo...

Mega me tienes en ascuas, cada dia me atrapa más la historia y hoy, encima, hablando de pasteles que son una de mis debilidades.

Besos

* Inés * dijo...

Mega, en tus recuerdos de amor, preciosos y tangibles, me sitúo desde mi lado con máxima atención.
Gracias, siempre.

Soñador dijo...

Con cariño nos traes parte de ti misma a este rincón y con cariño leemos y apreciamos todo lo que nos cuentas, un abrazo Mega.

Carmen dijo...

Es muy agradable leer, paso a paso, una historia tan bonita.

Un beso

LIA50 dijo...

Sigo tu narracion atentamente, Besos Lia.

Scarlet2807 dijo...

Mega, yo tambíen estoy atrapada con tu historia...
Una hermosa historia de amor, bellamente contada.

Un beso, Scarlet2807

Miranda dijo...

Megggggggggg:

Disfruto mucho cada una de las narraciones de tus vivencias y un vez más agradezco el compartirlas.

Besitossss.

Callad, por Dios, ¡Oh buñuelo!.

(La foto es de otro día, los de hoy los haré esta tarde que no me ha dado tiempo) Callad, por Dios, ¡oh buñuelo! Que no podré resisti...