18 de junio de 2010

A Ella


Tus ojos, cobre oscuro, ya no miran mis silencios lentos.
Tus manos adormecidas, cubiertas de noche pálida,
no me buscan donde estoy ni me acompañan.
Y tu voz por siempre azul, desbaratada y cálida
se estrella, agónica y brutal, en el cristal de la ventana.
Hoy también me dejas solo. Tan frío.
A no ser por tus besos, uno y otro y otro, sucesivos,
adivinándose uno y otro y otro en el cobre oscuro de mis días.
Te encontré entre susurros y el verde de las horas,
cuando no quise buscarte ni sentirte y ahora
que quisiera desenterrarte y sin eternidad te busco
¿dónde estás?, ¿en la noche sin fuego embarrancada?
¿en el suspiro sin sal de la amargura?
¿en la caricia diaria de la aurora?
Y en el día violeta y amplio, dibujándome confuso
Cuántas veces procuré decir que te había amado
y que te amaba
y mis labios, desacostumbrados, cuántas veces se asustaron.

Cuántas mi mente espero para gritarlo
a que llegara la mañana y no llegaba…
y hoy que el mañana, impávido y sutil, despiadado,
ya se ha abierto y con uñas de sueño me ha arañado
quiero, quiero y no puedo.
Tú que soportas, como antes, sobre ti
el peso de otros tantos cuerpos muertos
libérate y ven, aún soy tuyo, ven a abrazarme
porque sin lágrimas te lloro día a día
y aunque el dolor debiera, día a día, ya ser menos
es más. Poquito a poco, y sin querer, también me muero.
Primero me partió en noche y ausencia tu falta inmediata,
y ahora, cada trozo en mil, el recuerdo y la nostalgia
de no verte, de no oírte, de tu sonrisa perdida viva y muerta.
Nostalgia de sueños inconclusos, nostalgia.
Recuerdo de caricias no resueltas, recuerdo.
Del adiós que no llega, del dolor que no cesa.
De ti.
Oigo la tierra, a cada instante, intentando escuchar tu voz,
y no la veo.
Miro el silencio esperando ver tu cara, y no la entiendo.
Toco el vacío deseando agarrar tu mano y desaparece.
Entre las mías. Es igual.
La tierra, el silencio y el vacío no son tú.
Tú estás aquí, dentro de mí, por los siglos de los siglos,
hasta que allí volvamos a encontrarnos y me abraces
como siempre recuerdo. Reconfortándome.

7 comentarios:

* Inés * dijo...

Prólogo, precioso relato a tu amada, añorándola, pero amándola en vivo recuerdo, para siempre.

Me ha encantado tu poema.
Magnífico.

Me puso un poquito triste la melancolía con que la piensas.

Gracias, siempre.

wppa. dijo...

Que bonito lo cuentas , cuando hay añoranzas es que hubo amor ,y en el amor nunca hay que perder la esperanza .
Un beso
wppa.

Scarlet2807 dijo...

ufffffff,Prólogo, me produces sensaciones encontradas, por un lado me encanta leerte, me deleito con tus escritos,y por otro lado, lo haces tan , pero, tan bién , que luego de leerte, siento verguenza de poner mis "escrititos insignificantes" al lado de los tuyos.
¿pero no te pierdas,¿si?...?

Un beso, Scarlet2807

Mayte® dijo...

Cuánta melancolía se deja entrever en el texto, sea real o imaginaria.

Un placer leerte.

Un beso

Anónimo dijo...

Prólogo como siempre es hermosísimo tu poema. A mi ya no me coge de sorpresa. Se entrelazan sentimientos de melancolía y algo de desesperación que llegan a lo más profundo.
Una maravilla leerte.

Carmen dijo...

Hermoso poema de añoranza.

Un beso

D'MARIE dijo...

Como siempre,escrto que leo..dejas un mensaje..hoy un poco de melancolia..el poema es precioso!!
Bessis

Callad, por Dios, ¡Oh buñuelo!.

(La foto es de otro día, los de hoy los haré esta tarde que no me ha dado tiempo) Callad, por Dios, ¡oh buñuelo! Que no podré resisti...