21 de julio de 2010

* La hora del timbre *

Ya tomé mi café, frío y de ayer.
Lo hice ayer tarde, se me olvidó en su jarra de cristal y me da pena tirarlo.
Recuerda que ayer te dije que, mis días nunca son iguales y hoy el sol no me despertó.
Se acostó a mi lado y veló mi sueño un rato más, confundiéndose entre mi pelo.
Me notaría cansada del trasiego de anoche y me concedió licencia, para muchos prohibida, de amanecer a las horas que son.
Un timbre, el de la puerta, me reclamó a la vida, de súbito, con un vuelco del corazón, asustado, por el repiqueteo insistente.
Una muchacha joven, de negras trenzas ensortijadas y con un aroma a mora dulzona, apareció al abrir la puerta, dispuesta a venderme con energía algo, que no supe qué era.
Daba vueltas a lo mismo, una y otra vez, con preguntas atropelladas y sin piedad.
Le sonreí, diciéndole que no era un buen momento para mí. Que lo sentía, pero que son malos tiempos para contratos, cambios y ofertas maravillosas.
Extendió la muchacha su mano, como en un pacto de caballeros. Alargué la mía, confundida, estrechándo la suya levemente y suspirando se dió la media vuelta, desapareciendo por el corredor, en busca de más suerte, que yo le deseé, con un hilo de voz.
Me quedó un regustillo amargo, era joven y merecía más atención, pero me indispuso un poco, con su actitud nerviosa y poco clara.
Me urgía la cita diaria con mis gorriones, que ahora mismo, pelean por las migas de pan, troceadas antes de la hora del timbre.
Siempre me encantaron los pájaros, desde mi más tierna infancia, absorbían mi atención, con sus saltitos y picoteos insistentes, en la tierra, buscando algo con qué alimentarse.

Mis recuerdos de niña, son vagos y pocos.
Días de frío y nieve blanca y suave bajo mis botas azul marino, de caña alta.
Tapadita por los fríos, caminando de la mano y con ilusión por aprendera leer deprisa, mucho y bien.
Paseos por el parque, con mis hermanos y mucha luz en el verano.
Risas, carreras, arañazos en las rodillas, juegos de niños, en los que me empeñaba en ganar, con verdadero ímpetu.
El sabor de la vainilla, en los helados, fué el mejor descubrimiento de mi infancia.
Con verdadero deleite y ternura, endulzaron mis veranos.
Aquel carrillo de ruedas desvencijadas, que escondía dentro varias barras de helado, era enfriado a la antigua usanza, con bloques de hielo, brillantes y azules.
La señora que nos llamaba alegre: - ¡Al rico helado! , con su delantal níveo y almidonado, generoso en puntillas y su mejor sonrisa, como reclamo.
El rito de sacar la barra de helado en una "L" metálica y plana.
Las galletas de oblea para sostenerlo , inmantaban mis ojos, en el afan del "corte" que nos ofrecía, uno a uno.
Un cuchillo plano, con empuñadura de nácar, largo y romo, que medía el grosor, según precio, del festín que me esperaba, algún domingo que otro.
Vainilla, fresa, nata o los tres.
Helados de mi infancia, qué lejos queda todo y qué ricos sabían.
¡A gloria bendita, como mi niñez!.

11 comentarios:

Scarlet2807 dijo...

Que bonitos recuerdos Ines...
Tan bién narrados como todo lo tuyo, me emocionaste y me recordaste mi infancia.

Un besote amiga, Scarlet2807

María dijo...

Lo has clavado, hasta he notado el sabor de los helados, mi favorito en aquella época era el de mantecado.

Besos

Miranda dijo...

Inesss:

He leído tu historia desde el comienzo, vaya manera de narrarla, transmites mucha tranquilidad.

Besitosss.

Mayte® dijo...

Emotivo y tierno Inespe.

Un besote

wppa. dijo...

Que recuerdos màs bonitos, yo tambien he recordado, como cogida de la mano de mi padre iba a por ese helado , y como la señora que los vendia ,me hacia de rabiar diciendome que si en vez de un helado , no queria uno caliente y me enrabietaba .
Bendita niñez .
Un beso
wppa.

Rosso dijo...

Hola Inesperada, precioso, cada día que pasa mejor.
Besitos.

BONBOM dijo...

Ines me hiciste retrocerder en el tiempo. Yo como Maria mi preferido el de mantecado ummm que bueno,
cariño te quedó genial besos guapa

Anónimo dijo...

Inespe me está gustando mucho este contarnos tu día a día, los pensamientos que llenan tu cabeza, tus emociones..
Lo cuentas con una sencillez que nos llega porque nos reconocemos en esos cafés, en esos helados y en esos juegos.
Un besito
Madeira

Fibonacci dijo...

Bonitos recuerdos que me retrotrae a tiempos pasados y me hace darme cuenta lo viejo que soy ya.
Un besote grandote Ines,estas resultando ser una mujer que me gusta leer y adivinar como eres.
Un besote

LIA50 dijo...

Que lindo recordar los momentos felices de nuestra infancia, lo haces de una manera encantadora.Besos Lía.

D'MARIE dijo...

Ins,con mucha añoranza te leo y me encanta la forma que lo describes..Besiss

Callad, por Dios, ¡Oh buñuelo!.

(La foto es de otro día, los de hoy los haré esta tarde que no me ha dado tiempo) Callad, por Dios, ¡oh buñuelo! Que no podré resisti...