8 de abril de 2010

EL TREN (2da parte)


La vereda de su casa lo acoge. La caminata aunque lenta le dio algo de calor y entonces, sentado en su banco de piedras enciende un cigarrillo más. Su ordinario perro negro, invisible casi en la oscuridad, jadea con ritmo sereno. Tanto es el silencio, tanta la calma, que oye su propio respirar.

-¿Negro, dónde vas?- Interrogó al ver que su perro después de un respingo se alejaba trotando.
Un escalofrío ligero le recorre el cuerpo. Allí descubre la sensación extraña de no estar solo. De la oscuridad, a su derecha, de alguien tal vez sentado en el mismo banco, surge una voz clara, simple, firme.
-Buenas noches
El hombre no respondió. Ni giró su cabeza. Mantuvo la vista al frente
perdido en la negrura.
-Bella noche
-Si, bella-responde el hombre
Se hizo una pausa breve.
-Estuviste en la estación
-Si
-No vino
-No
-No creo que venga jamás-dijo la voz, exhalando un suspiro suave.
-No sé
-¿Crees en Ella?
-Si, y en mí… ¿por qué no?-dijo el hombre, buscando con el rabo del ojo alguna imagen visible
-Dímelo tú
-Creo…simplemente creo
-¿Esa es tu realidad? ¿Creer simplemente?
-En lo que no creo casi es en la realidad
-¿Cómo es eso?
-La realidad es efímera, es apenas un instante, fracción de segundo tal vez. Por lo tanto casi no existe. La voluntad individual o colectiva pueden modificarla… ¿Entonces?
-Entonces nace una nueva realidad…
-…que vive nada
-Lo sé. Mientras el pensamiento y el azar existan será así. Son factores dinámicos, influyentes
-Si. El pensamiento es madre y padre de la realidad
-Y el azar apenas un tío muy lejano. La realidad te dice que Ella vendrá entonces
-El pensamiento me dice que si he sabido exponer, y Ella comprender, vendrá. Si la he interpretado bien, vendrá.
-Solo tienes un rostro imaginado. ¿Alcanza?
-No. Solo tengo una cabeza concreta, si he sabido interpretar
-Complejo, muy complejo
-Nada es fácil. Aún con la ayuda del azar
-¿Y tú que tienes para dar?
-Esto
-No veo nada
-Ni lo verás. Se trata de algo intangible. Solo se ve en la acción de cada acto. Se llama Amor, y no es justo que lo tenga alojado dentro mío sin destinataria. No es justo -dijo el hombre con los ojos cerrados, no pudiendo evitar que sus mejillas se humedezcan
-Crees en el Amor
-Si. Es en el único sentimiento que creo firmemente. El que embellece, el que hace reír y llorar, el que se entrega y acepta con placer, el que no muta.
-Es cierto. Dime… ¿qué cosa te gustaría reeditar, volver a ver?
-¿Un único deseo? ¿Sólo uno?
-Solo uno
-Me gustaría…volver a ver la sonrisa de mi padre
-Modesto el hombre. Bien. Enciende un fósforo y la verás
-Si, es su sonrisa. La besaría
-Hazlo, antes que se apague el fósforo
-Huele a chocolate. Recuerdo de cuando es ese olor
-Ten en cuenta que no has besado la boca de tu padre, sino su sonrisa
-Es cierto. Aún así siento el olor
-Volverás a la estación
-Si, siempre. Hasta que llegue
-Crees en Ella
-Si, y en mí… ¿Por qué no?

5 comentarios:

Scarlet2807 dijo...

Que lindo Tarzán, si supieras que recuerdos trajiste a mi mente con el desenlace de tu historia, ufffffffff....
Me hiciste llorar.


Un beso, Scarlet2807

Mayte® dijo...

Sabes que me has hecho llorar??
No te voy a decir nada más.

Un beso grande

D'MARIE dijo...

Ando medio medio y vos con este relato,que lleno de tristita mi alma y aguita los ojos.Que bonito sabes llegar a los leyentes!!Besis

Anónimo dijo...

Estuve leyendo la primera parte que ya me parecio interesante y no comente hasta esperar el final de tu narración muy buena por cierto. Mi reflexión es que el pensamiento, la realidad y el amor son una triología que siempre van unidos y que solo el tiempo hace que no se pierda la esperanza.

Un saludo de Calixto

Soñador dijo...

Para mi lo que me dice esta narración interesante y profunda , es la Intención del pensamiento en si...algo que dificilmente se podria explicar , si no que más bien cada uno tiene la suya propia , creando asi una realidad , muy bueno y invita a pensar.Gracias

Callad, por Dios, ¡Oh buñuelo!.

(La foto es de otro día, los de hoy los haré esta tarde que no me ha dado tiempo) Callad, por Dios, ¡oh buñuelo! Que no podré resisti...