26 de abril de 2010

Tabernáculo


Atrio fue el jardín de su morada,
escondido en él su altar para holocaustos
altar de bronce fue la alberca del jardín
lugar de libaciones de su sumo sacerdote

Tabernáculo fue su tálamo nupcial
santo lugar donde ardió la menorá de sus deseos
mesa que contuvo los panes de su ofrenda
altar donde quemaron el incienso de su amor

Velo sagrado fueron sus sábanas de lino
protectoras del sancta sanctorum de su cuerpo

Arca de la alianza fueron las entrañas de ella
arca gozosa al recibir la vara de su sumo sacerdote,
guardiana del maná que fue por siempre su alimento
protectora de las tablas de la ley que marcara su futuro

8 comentarios:

Mayte® dijo...

Bellísimo y sensual.

Es una decilia leerte.

Besitoss

Scarlet2807 dijo...

Ella , eres insuperable, haces lo que quieres con las letras..
Desde hacer reír , hasta la más profunda de las emociones.

Un beso, Scarlet2807

Anónimo dijo...

Ay maestra, qué maestra¡ si es que le das a todo y bordándolo. Qué talento tienes.
Me gustó mucho Ella. Gracias

Soñador dijo...

Gracias amiga, la verdad que dejas en etsas letras casi sin palabras para decir..que magistral.

* Inés * dijo...

No hay tema que se te resista, tus escritos te avalan y la ternura que te supongo, la imprimes línea a línea.
Gozas de una virtud que te engalana, la humildad que te hace aún más deliciosa al leerte.

Me parece simplemente perfecto.

Amiga Ella, un honor y un placer tanto leerte como quererte.

D'MARIE dijo...

Una caricia al alma.!!Solo un cielo de persona,le brotan estas maravillas!!
Besus

LIA50 dijo...

Ella, mágicamente sensual y romántico, te superas con cada escrito,sin palabras!Un beso Lía.

wppa dijo...

Leido desde tu pluma , resulta bellisimo cada tema que tocas lo bordas,¡¡que te puedo dEcir¡¡I.N .S. U .P. E .R .A. B .L .E.

Nena que envidias me das ... lo mismo te planchas un cigarro que te fumas una camisa .
Un beso
wppa

Callad, por Dios, ¡Oh buñuelo!.

(La foto es de otro día, los de hoy los haré esta tarde que no me ha dado tiempo) Callad, por Dios, ¡oh buñuelo! Que no podré resisti...