-¿Por qué voy a darte mi entrada? He llegado antes que tú y la he pagado- dijo el niño- Pues... ¡porque yo soy más importante que tú! ¡mírame!, yo soy rico y tú eres pobre, ¿lo ves? - respondió Perico cargado de razón.
Entonces apareció un señor muy distinguido, que se acercó a Perico Picolisto y le ofreció una entrada diciendo
- Por supuesto, niño. Tú tienes más derecho que él de ver esta película
Entonces Perico, con tono ostentoso y soberbio, apartó al otro niño y entró al cine. Echó un vistazo alrededor y se sintió muy cómodo cuando vio que la sala estaba llena de niños ricos como él, y se sentó a disfrutar de la película.Pero en cuanto se sentó, se sintió trasportado a la pantalla, y se convirtió en un personaje más, protagonista de muchas historias. Y en todas aquellas historias, Perico empezaba con muchísima mala suerte: unas veces sus padres desaparecían, otras su casa se quemaba y perdían todo su dinero, otras estaba de viaje en un país del que no entendía el idioma, otras le tocaba trabajar desde niño para ayudar a criar a un montón de hermanos, otras vivía en un lugar donde todos le trataban como si fuera tonto o no tuviera sentimientos... Y en todas aquellas historias, Perico se esforzaba terriblemente por salir adelante, aunque todo eran dificultades y casi nadie le daba ninguna oportunidad.
Pero igualmente, todas las historias acabaron con un final feliz, cuando un misterioso personaje, rico, sabio y afortunado, le ayudaba a salir adelante y cumplir sus sueños.Cuando terminó la película y Perico volvió a encontrarse en su asiento, estaba asustado.
Pensó que en la vida real, él siempre había sido de aquellos que teniendo suerte, nunca ayudaban a crear finales felices. Se sintió tan mal, que estuvo llorando largo rato en su silla...Finalmente, una enorme sonrisa se dibujó en su rostro, y salió del cine casi bailando. Estaba contento porque ya sabía a qué se iba a dedicar: sería esa ayuda que necesitan quienes tienen menos suerte, ¡sería creador de finales felices!Y mientras volvía a casa dispuesto a cambiar su mundo, vio a lo lejos al señor distinguido que le había dado la entrada. Era el misterioso personaje que le había ayudado a resolver todas las historias de su película.
Autor.. Pedro Pablo Sacristan
8 comentarios:
Pues yo, con todos mis respetos al Sr. Sacristan, opino que lo que le faltaba a Perico era educación, cosa que, precisamente, no va ligada con el tener o no dinero, conozco gente muy pobre con malísima educación y otros con mucho dinero y una educación exquisita, como también otros con todo lo contrario.
En cualquier caso, el final es estupendo, la educación no se aprende en un día, pero ayudar al que no tiene o tiene menos que tú es muy loable.
Besos
La educación se tiene si se quiere tener. Que hay mucho culto por el mundo con menos educación que el canto un chicle.
Muy bueno Wappa.
Un besote
Sin educacion.Solo somos almas errantes...Wppa.gracias por hacer llegar este escrito..besis
Wppa, conozco mucha gente como Perico, y nada agradables por cierto , además que no creo que cambien, como tuvo la fortuna de hacerlo Perico y digo la fortuna, porque seguramente al cambiar de actitud, se enteró de que se és más feliz dando que recibiendo...
Un besote amiga, te quiero mucho.
Scarlet2807
Yo analizo y veo dos cosas, la mala educación (por descontado) y el deseo utópico de un mundo mejor salvando diferencias entre clases.
Da que pensar.
Un beso
Estoy de acuerdo con Carmen, se ha juntado la diferencia de clases, el deseo de arreglar las cosas del "señor" adulto y rico,y la mala educación del niño rico, te deja pensando es verdad.
Wpaa como siempre nos traes historias para reflexionar, gracias mil.
Te quiero amiga besazos
Muchas gracias Wpaa por tu compañía y por tan interesante y preciosa aportación.
Como bien dice Carmen, se pueden ver dos aspectos en esta historia.
Con todo cariño, Rosa.
Si pudieramos vivir un mundo utópico todo iría sobre ruedas.
Y a ese niño le hubiera dado yo una colleja en la puerta del cine.
Un saludo
Publicar un comentario