7 de noviembre de 2010

Para nuestra Rosa


Quiero decirle a una Rosa,
que no está demasiado bien,
que, aunque ahora reine el desorden,
y crea su vida convulsa

le pasará como al tronco,
que es el padre de las rosas,
donde no hay más que maderas,
y termina siendo hermoso

saldrán unos brotes verdes,
luego un tímido capullo,
y luego, con mucho orgullo,
como creada por dioses,

con una explosión de olores,
de color y de hermosura,
nacerá la flor más pura
que imaginaran los hombres

7 comentarios:

Scarlet2807 dijo...

María, toda una belleza tu poema y muy merecido para nuestra querida Rosita...
Me uno a tu homenaje y decirle que la quiero mucho y extraño sus poemas.
Y a tí también María, eres única

Besos, para las dos, Scarlet2807

wpaa. dijo...

Igualmente hago las letras de Maria mias, te deseo lo mejor , que todo en tu vida este bien , y que no nos prives de tu presencia mucho tiempo, se te extraña.
Un abrazo

BONBOM dijo...

María el poema es maravilloso, como todos los que escribes, con tu permiso lo hago mio y se lo dedico a nuestra Rosa para que se anime, que se le echa mucho de menos esos poemas maravillosos,

Venga Rosa animo, que te esperamos con los brazos abiertos.

Besos para las dos

Manases dijo...

La vida no es un camino de rosas, la rosa también tiene sus espinas, algunas podemos quitarlas pero otras tenemos que aprender a convivir con ellas, Gracias María por traernos esta poesía yo también me uno al homenaje que le has hecho a Rosa.

Rosa Mª Villalta dijo...

María, eres única!!!!. Muchas gracias a todos. Nada merezco, pero me has emocionado.
Muchíisiimas gracias por estar a mi lado.
Precioso el poema María. Eres única.
Y a todos y a todas muchíiiisimas gracias.
Muchos besos. Rossa.

Mayte® dijo...

Eres una genia.

Gracias por dedicarle a Rosa este poema, bién merecido que lo tiene.

Besoss

Alejandro dijo...

Muy bueno, María, y mis mejores deseos para Rosa.

Un saludo

Callad, por Dios, ¡Oh buñuelo!.

(La foto es de otro día, los de hoy los haré esta tarde que no me ha dado tiempo) Callad, por Dios, ¡oh buñuelo! Que no podré resisti...