30 de noviembre de 2010

Montségur I

De Montségur se ha escrito mucho, es algo así como una especie de bandera cátara, lo que más se conoce de ellos, porque supuso su casi total aniquilación.

Son tantas las versiones del final de Montségur que se pueden encontrar y lo que, a lo largo de los siglos se le han atribuido al lugar, que he decidido, para no aburrir, que voy a separar en dos escritos, por un lado lo que parece historia y, por otro, el esoterismo y leyendas que se han creado en torno suyo.

Recordemos que con el asesinato de los inquisidores en Avignonet, los ánimos papales se exacerbaron y, junto con el rey de Francia, organizó un ejército para acabar con lo que ellos llamaban el "ultimo nido de herejes".

El castillo de Montségur, que significa Monte Seguro, no era por aquel entonces el del que ahora conocemos las ruinas sino que se trataba más bien de un castillo muy modesto o un grupo de casas fortificadas, propiedad o controlado por Raymond de Pereille (padre de la joven ciega Esclarmonde y suegro de Roger de Mirepoix, el cabecilla de los que asesinaron a los inquisidores).

Allí se habían refugiado cuantos cátaros habían podido escapar de los inquisidores, incluido Guilhabert de Castres, el antiguo obispo de Tolosa acusado de herejía y vivían alrededor de 500 personas, de los que solamente 50 eran soldados y otros 15 caballeros.

El asedio a Montségur empezó en mayo de 1.243 cuando fue sitiado por los Cruzados, resistieron lo inimaginable, casi 10 meses, pero, el 1 de marzo de 1.244, Mirepoix negoció una tregua trampa de 15 días con los Cruzados, oficialmente para dar tiempo a salir a los que no se declaraban cátaros (aun con el compromiso de ser interrogados por la inquisición) y, extraoficialmente, para dar tiempo al Conde de Tolosa a venir en su auxilio, cosa que finalmente no ocurrió por lo que, el 16 de marzo de 1.244, se produjo la rendición definitiva.

El final ya lo sabemos, alrededor de 225 personas fueron obligadas al día siguiente a salir de Montségur, conducidas como animales entre golpes y zarandeos y, finalmente, quemadas vivas en una pira funeraria colectiva en lo que todavía aún se llama el "Prado de los quemados" y donde una cruz, colocada en el año 1.960, recuerda a los fallecidos.

Aún hoy en día, la noche de San Juan, los habitantes de los alrededores peregrinan al castillo de Montségur en una especie de romería, pues sigue siendo un lugar emblemático.

5 comentarios:

Scarlet2807 dijo...

Realmente apasionante el tema , María.
Y tú lo narras de maravillas, te felicito...
Un besote, Scarlet2807

wpaa. dijo...

Historias de las muchas que jamas debieron de existir ,pero que atraves de los siglos , se repetien , de una manera o de otra como por ejm. el Holocausto , y otras muchas largas de ennumerar .
Muy interesante tu articulo sobre Montsègur ,
Besos
wpaa.

D'MARIE dijo...

Admiro de verdad la capacidad que tenes ,para que me enganche en tus escritos...Besis

Mayte® dijo...

De donde leñes sacarás tanta información?, eres como el banco de alimentos de las letras.

Un abrazo de oso para ti

Alejandro dijo...

Muy interesante.

Un saludo

Callad, por Dios, ¡Oh buñuelo!.

(La foto es de otro día, los de hoy los haré esta tarde que no me ha dado tiempo) Callad, por Dios, ¡oh buñuelo! Que no podré resisti...