18 de mayo de 2010

Teatro nocturno

Todas las noches. Cada noche, sin excepción, tras apagar la luz y cerrar los ojos, se despliega ante mí un gran escenario. Todas las noches, los motivos que reúne son distintos. Puede estar ambientado en un rincón escondido de un parque, bañado de rocío. Una casa de madera perdida en un bosque, iluminada por la tenue luz de una luna menguante. La habitación de un hotel...o las playas doradas y calientes de Isla Mauricio. Lo que nunca cambia son los protagonistas...ni el libreto. La obsesión del protagonista, la mía, es tenerte siempre en mi presencia. Que no desaparezcas de escena ni un solo momento. Nada puede justificar tu ausencia. El libreto te impone estar siempre presente. Me acerco a ti despacio, recitando, letra a letra, mi parte del guión que escribimos sin apenas palabras y lleno de deseos. Cada frase, un nuevo paso hacia ti sin que haya nada que me haga perder el haz de tu mirada. Con la proximidad mi pituitaria se alborota. Percibo tu olor y ya en ese momento extiendo mis manos, que se despegan de mi tronco y vuelan en tu busca, para tomar las tuyas. Las beso. Hago que impriman calor a mis heladas mejillas y las llevo a mi espalda para que tus brazos rodeen mi cuerpo. La luz del proscenio se hace más tenue y débil, inversamente proporcional al brillo que nace de tus ojos. Noto tu pecho en el mío y suspiro. Tiemblo. Y mis labios, que ya casi rozan los tuyos, se mueren por recorrer la escasa distancia que los separa. El libreto sugiere una música...pero en mis oídos suena otra. La que nace del roce tu piel y mi piel, ambas tensas y ansiosas, como la piel del timbal que se hace notar en una marcha triunfante. Nuestras manos, cada noche, exponen sus caricias completamente nuevas. Todas distintas. Inspiradas en el deseo inmediato que brota al primer contacto con la piel. Y llega el beso. Eterno, como todos. Los labios, lentos e ingrávidos, actúan sin prisa, sabiendo que en cada segundo nace una nueva experiencia, no conocida, y cada fricción entre ellos genera un trocito de paz que se acumula en ese rincón del alma donde solo se almacenan los recuerdos fabricados de ternura. Aprieto mi cuerpo contra tu cuerpo y tu pecho, expectante y duro, se pega al mío. Mis labios te recorren. Tus gemidos invaden mi silencio. Y crece el deseo de amarte...Y como cada noche, al caer el telón, empiezo a amarte.

8 comentarios:

wppa dijo...

Es tan bonito , que cualquier comentario que te hiciera quedaria pequeño.
Un beso.
wppa.

María dijo...

Tiene el punto exacto, de todo. Me ha gustado mucho.

Un beso

* Inés * dijo...

Delicioso,apasionado, rico en epítetos, descriptivo, detallado,admirable, baile del galán con su enamorada en preludio de amor, en una noche de teatro.

Gracias siempre.

Scarlet2807 dijo...

Prólogo, la verdad tú me lo pones difícil, no pararé hasta lograr que alguien me ame asi...

Un beso, Scarlet2807

LIA50 dijo...

Como me gustaria ser la causante de un escrito asi, apasionadamente romantico...Un beso Lia.

Soñador dijo...

Gracias prólogo, escribes muy bien , seductor de las letras.

Anónimo dijo...

Prólogo quién no querría protagonizar esa obra?
Escribes maravillosamente.
Un abrazo

Carmen dijo...

Siempre he dicho que reconozco a un buen escritor cuando es capaz de hacer que mi mente vea la imagen que describe. Con este escrito me ha ocurrido.

Un beso

Callad, por Dios, ¡Oh buñuelo!.

(La foto es de otro día, los de hoy los haré esta tarde que no me ha dado tiempo) Callad, por Dios, ¡oh buñuelo! Que no podré resisti...