20 de diciembre de 2014

El árbol de los sátiros (leyendas navideñas 1)





El Acebo, un árbol del que se cultivan más de 70
variedades y que hoy asociamos también mucho con la Navidad, fue considerado como planta sagrada, era cultivado por algunas tribus indias de América y lo utilizaban para curar enfermedades y, para "colocarse" y entrar en trance en celebraciones religiosas, hacían una infusión a la los ingleses llamaban "bebida negra".

El Acebo parece ser que contiene mucha "Ilicina" que, en tiempos, se usó en medicina como el precursor de la actual aspirina, sus hojas servían para estimular la sudoración y sus frutos como laxante. Su madera es muy clara y durísima, se utiliza principalmente para hacer las piezas blancas de ajedrez, para las asas de las teteras y para marcos de cuadros blancos.

Existen varias leyendas a su alrededor, una de ellas, por la cual se le llama el "Arbol de los Sátiros", cuenta que se utilizaban sus ramas como si fuera una especie de escoba con poderes mágicos para limpiar las chimeneas, puesto que se consideraba a estas como puerta de entrada de malos espíritus y de los antepasados muertos.

Otra de las leyendas sostiene que el acebo nació de las ramas de palmera que llevaba la gente para aclamar a Jesús en Jerusalén y, cuando le condenaron a muerte, en las hojas aparecieron espinas y bayas rojas, como símbolo de dolor las primeras y para significar el derramamiento de la sangre inocente las segundas.

3 comentarios:

María dijo...

No conocía esa leyenda de navidad del árbol de los sátiros, me encantó conocerla, María.

Porque el mundo bloguero es como una familia en la que estamos enlazados entre letras y amistad, por eso mismo, no puedo dejar de desearte unas felices navidades llenas de amor, paz y felicidad y que el nuevo año venga lleno de nuevos proyectos y deseos cumplidos.

Un beso.

TORO SALVAJE dijo...

Estoy por comerme diez kilos de acebo a ver si me lo paso bien estos días.

Besos.

María dijo...

Toro:

Cuidado con él que la ilicina es muy tóxica y más de 20 bayas pueden ser mortales.

Mejor come chocolate como yo (soy una de las raras que no come turrón aunque lo hago, jaja).

Besos

Callad, por Dios, ¡Oh buñuelo!.

(La foto es de otro día, los de hoy los haré esta tarde que no me ha dado tiempo) Callad, por Dios, ¡oh buñuelo! Que no podré resisti...