14 de octubre de 2014

¿Y quién les da el beso de buenas noches?




Hoy, una vez más, he estado pensando en la fuerza del amor; y no me refiero solamente al que puedes sentir por tu pareja sino al paterno, al filial o a cualquier otra manifestación de este sentimiento y, como siempre, he llegado a la conclusión de que es un “motor” tan grande que las cosas que haces impulsada por él jamás, al menos yo, sería capaz de hacerlas por dinero.

Y pondré el ejemplo de mi madre que,  como sabéis quienes me conocéis, padece demencia senil, lo he mencionado en alguna ocasión, y que vive con nosotros desde que se le manifestó la enfermedad hace casi 5 años.

Convivir y atender a una persona con una de esas enfermedades, llámese Alzheimer llámese demencia senil, es de las cosas más terribles que pueden pasar en el seno de una familia, lo supimos con el Alzheimer de mi padre y lo sabemos con la demencia senil de mi madre. Para mí, casi lo peor de todo, es que tienes que proteger al enfermo de sí mismo, someterlo a una vigilancia intensiva para controlar que no se autolesione y prohibirle cosas que deberían ser derechos básicos de toda persona como el hecho de querer salir sola a la calle, como también es angustioso el hecho de que  la mayoría del tiempo no nos reconozca y que todos seamos gente del pasado para ella.

Otro tema tremendo es la agresividad que pueden llegar a manifestar y que descargan con sus cuidadores, lo que te hace estar siempre estar en estado de alerta y con un estado de ansiedad que, a veces, es difícilmente soportable. En la última semana, por ejemplo, el martes estuve a punto de electrocutarme porque me dió un empujón mientras desenchufaba una batidora y toqué con el dedo unos instantes la clavija semienchufada, el sábado tuve que ir a urgencias con un ataque de ansiedad y me hicieron un electro y la consabida pastilla bajo la lengua, el domingo por la mañana nos despistamos 5 minutos y dejamos la puerta sin cerrar con la llave y se nos escapó. En cuanto nos dimos cuenta yo no atinaba ni a asomarme a la calle, mis hijos estaban aún dormidos y mi marido que todavía estaba en pijama, se vistió con la misma rapidez que cuando en las películas el marido pilla a los amantes in fraganti y, gracias a que habíamos dejado un coche en la calle, no estuvo más de 10 minutos fuera y la encontró en la puerta de su casa donde, según ella, la habíamos mandado para ver a su madre que lleva 27 años fallecida.

Los como mucho 15 minutos que estuvo perdida no había consuelo para mí, era la primera vez que pasaba y me imaginé mil escenarios cada uno más horrible que el anterior, mis hijos se despertaron con mis llantos, más pastilla bajo la lengua y vuelta a empezar.

Pero, con todo, lo más terrible para mí son los consejos que me dan los médicos cuando, examinando mi historial y visto como me afecta la ansiedad, invariablemente me aconsejan que la llevemos a una residencia puesto que soy hija única y no tenemos la posibilidad de tener ni un día de descanso. Me dicen que hay residencias estupendas, que las cuidan muy bien, que la comida y la atención médica es excelente y un largo etc.; pero todos en casa tenemos asumido que, por muy duro que sea, queremos cuidarla nosotros porque como en su casa no está uno en ningún sitio, porque amor con cuidados es infinitamente mejor que sólo cuidados y porque, además, siempre me hago la misma pregunta: “En la residencia ¿quién les da el beso de buenas noches?”.

7 comentarios:

TORO SALVAJE dijo...

Es tal como dices María.
En casa tiene toda vuestra atención y cariño y eso no lo va a a tener en otros sitios.
Pero has de valorar también tu salud.
No sólo es la salud de ella, es también la tuya y la de tu familia.
Si llega un punto en que tu salud emocional se resiente gravemente quizás tengas que empezar a pensar en lo de la residencia, y nadie te lo podría reprochar.

Besos y ánimo.

Rafa Hernández dijo...

Joder María, a mí me has dejado sin palabras y te lo digo sinceramente. Que pena por ella, y que pena más grande por vosotros. Eso debe ser muy pero que muy duro, y más sabiendo que tú estás muy delicada. Te admiro a ti y a tú familia por esa casta, fuerza y entrega. Un beso hoy más fuerte que nunca para ti y otro para tu querida medre. Sabes que no soy ni iglesias ni de dioses; pero que Dios os acompañe.

Amapola Azzul dijo...

Pienso lo mimo que toro,¿ quien te dara el beso de buenas noches a ti, si llegas a la claudicación por agotamiento?

Me refiero a ti tu familia como cuidadores, una opción intermedia es llevarla a un centro de día, durante unas horas .

Pero no lo sé, besos.

ion-laos dijo...

Llevas razón, como en casa nada ni nadie, pero a veces también tenemos que pensar en nosotros aunque duela.

Besotes grandes!

Agapxis dijo...

Yo solo digo que una madre lo da todo por ti, hasta la propia vida pone en peligro por darte la tuya, quien no puede sacrificar su tiempo por devolverle todo el amor que te dieron y cuidar de ellos.
Hacéis bien María tú y los tuyos por seguir sacrificandoros por quien os necesita y debe tener vuestra atención y amor.
Un abrazo lleno de paciencia y animo María.

Agapxis dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Amapola Azzul dijo...

Bueno, ya nos contarás lo que pasó.
Besos .

Y energías.
Ánimos.

Callad, por Dios, ¡Oh buñuelo!.

(La foto es de otro día, los de hoy los haré esta tarde que no me ha dado tiempo) Callad, por Dios, ¡oh buñuelo! Que no podré resisti...