Dicen que el origen de la expresión "Meter la pata" procede de cuando los animales metían su pata en el cepo que había puesto un cazador y eliminaban así la posibilidad de salir corriendo y quedaban a su merced.
A lo largo de nuestra vida supongo que metemos la pata muchas veces. A mí es algo que me endemonia, sobre todo cuando hay alguien más implicado, porque la sola posibilidad de causar un perjuicio a alguien por un despiste mío, mi impaciencia o un largo etc. me molesta sobremanera.
Mis meteduras de pata más grandes han sido con el teléfono, eso de necesitar urgentemente hablar con alguien y estar llamando sin parar y sin darte cuenta de que cuando no te lo coge o no te devuelve la llamada es porque está reunido u ocupado y no puede atenderte. Supongo que, incluso, he podido causar algún perjuicio y me causa muchísima ansiedad, como en una ocasión en que le pregunté a un conocido por su padre y me dijo: "falleció el mes pasado".
Recuerdo una vez que hubo una tormenta tremenda y el granizo hizo una pequeña fisura en el techo de la nave, se coló agua, traspasó hasta el aislante de la oficina y mojó una placa de escayola de mi despacho. Yo, que tengo una imaginación muy fértil, ya pensaba que la humedad iba a destrozar todo el cableado que había encima y nos íbamos a quedar sin luz, teléfono, podía haber un incendio y mil calamidades más, así que cogí el teléfono y, tirando de agenda, me puse a llamar a Tony, el escayolista, para que viniera a echar un vistazo.
Lo llamé más de 20 veces esa tarde y él sin responderme y ya, a la que hacía veintitantas, le dejé un mensaje diciéndole que, como había caído el equivalente al diluvio universal, teníamos una tragedia en la oficina y bla, bla, bla, cargándole bien las tintas para que me llamara urgente.
El escayolista no me llamó pero al día siguiente me llamó otro Tony, un comercial de una empresa con la que trabajamos, y me dice muerto de risa: "yo lo de la humedad no te lo puedo resolver pero, si te hace falta, te mando un par de traylers de agua". En mi impaciencia, me equivoqué de Tony y le di la lata y le dejé el mensaje al que no era y él, que estaba reunido, no me pudo contestar hasta el día siguiente.
Tony puso el teléfono en silencio a la tercera o cuarta llamada pero ¿cuantas veces habré metido la pata así hasta que me he dado cuenta de que si no me llamaban o contestaban era porque no podían?. Si me lee alguien a quien se lo haya hecho, sólo decirle que lo siento.
A lo largo de nuestra vida supongo que metemos la pata muchas veces. A mí es algo que me endemonia, sobre todo cuando hay alguien más implicado, porque la sola posibilidad de causar un perjuicio a alguien por un despiste mío, mi impaciencia o un largo etc. me molesta sobremanera.
Mis meteduras de pata más grandes han sido con el teléfono, eso de necesitar urgentemente hablar con alguien y estar llamando sin parar y sin darte cuenta de que cuando no te lo coge o no te devuelve la llamada es porque está reunido u ocupado y no puede atenderte. Supongo que, incluso, he podido causar algún perjuicio y me causa muchísima ansiedad, como en una ocasión en que le pregunté a un conocido por su padre y me dijo: "falleció el mes pasado".
Recuerdo una vez que hubo una tormenta tremenda y el granizo hizo una pequeña fisura en el techo de la nave, se coló agua, traspasó hasta el aislante de la oficina y mojó una placa de escayola de mi despacho. Yo, que tengo una imaginación muy fértil, ya pensaba que la humedad iba a destrozar todo el cableado que había encima y nos íbamos a quedar sin luz, teléfono, podía haber un incendio y mil calamidades más, así que cogí el teléfono y, tirando de agenda, me puse a llamar a Tony, el escayolista, para que viniera a echar un vistazo.
Lo llamé más de 20 veces esa tarde y él sin responderme y ya, a la que hacía veintitantas, le dejé un mensaje diciéndole que, como había caído el equivalente al diluvio universal, teníamos una tragedia en la oficina y bla, bla, bla, cargándole bien las tintas para que me llamara urgente.
El escayolista no me llamó pero al día siguiente me llamó otro Tony, un comercial de una empresa con la que trabajamos, y me dice muerto de risa: "yo lo de la humedad no te lo puedo resolver pero, si te hace falta, te mando un par de traylers de agua". En mi impaciencia, me equivoqué de Tony y le di la lata y le dejé el mensaje al que no era y él, que estaba reunido, no me pudo contestar hasta el día siguiente.
Tony puso el teléfono en silencio a la tercera o cuarta llamada pero ¿cuantas veces habré metido la pata así hasta que me he dado cuenta de que si no me llamaban o contestaban era porque no podían?. Si me lee alguien a quien se lo haya hecho, sólo decirle que lo siento.
12 comentarios:
Las meteduras de pata, que incomodas son la verdad, pero luego cuando pasan a ser anécdotas pues hasta le ves la gracia y todo. Yo recuerdo que mis más graciosas son en los trabajos, típico las que te han pasado, suele pasar en las mejores familias. Te contaré una de las buenas, un día hablando por teléfono me encontré bastante indispuesta, se me puso un mal cuerpo que no podía controlar, así que al interlocutor, le interrumpí de pronto y le dije que le llamaría yo, que me había surgido un problema. Me levanté rápido, me fui a la ventana, la abrí y empecé a respirar con fuerza, me estaba dando un tremendo mareo, tanto que al final, me tuve que sentar en el despacho de uno de los comerciales que por suerte no estaba. Así que me quedé clavada en su cómodo sillón, sin poder reaccionar a mi cuerpo. Empecé a oír voces, vi gente entrar, mirarme y hablar entre ellos, debía de estar patéticas porque sus caras eran todo un poema. Ahí postrada una de las más pijas, dijo; “Hay que está muerta, vamos a llamar a la ambulancia que no veis la cara que tiene”. Mi compañero me trajo agua con azúcar en un vaso, me lo dio con cuidado y al momento estaba genial, como si nada. De los nervios debía de haberme bajado la tensión de golpe. Ahora lo recuerdo y me parto de risa. Por cierto mi interlocutor era mi jefe, me hizo llegar el recado; “Quiero verla en mi despacho, ahora mismo”.
Besos y feliz día.
PD: Quiero añadir a la historia que mi ex-jefe (ahora) no me despidió. Aunque tuve de explicarte la movidita.
Maria tienes mas peligro que una bomba de relogeria jajaj. No te conozco pero tienes que ser un encanto, como yo, jjjjj. Esas meteduras de pata las entiendo yo, pero salgo airosa y no se nota. Besos guapa
Mis meteduras de pata son también al teléfono, en mi último trabajo. Al manejar la Centralita por primera vez me hacia el lio padre. Pasaba llamadas a quién no era. Un saludo, paisana.
No seas demasiado severa contigo mismo ni te tomes ciertas cosas tan en serio, el dar demasiada importancia a un pequeño error es solo una forma de pensar que no nos beneficia…me ha gustado tu manera de contarlo, siempre me arrancas una sonrisa…besos María.
Rosana: Te imagino, jajaja.
Chus: Gracias, tú sí que lo eres.
Cuentera: Paisana, yo lo mío con la centralita mejor me lo callo,jajaja.
Manasés: Me alegro de haberte arrancado una sonrisa.
Besos a todos
La verdad si me pongo a contar las veces que he metido la pata no termino más. Que fea es la sensación inmediata cuando nos damos cuenta de que lo hicimos. Te mando un beso grande
Que arroje la primera piedra , quien en algun momento de la vida no ha metido la pata por algo.
Si echamos la vista atras en el tiempo , seguro que recordamos mas de una metedura de pata.
Lo bueno es que quedan en nuestro recuerdo como anecdotas y al final terminamos riendonos al recordarlas.
Besoss.
wpaa.
María, las meteduras de pata están a la orden del día.
Yo vivo en un pueblecito marinero, nos vinimos a vivir aqui a raín de un infarto de mi marido. El es Abogado, y ya sabes lo que pasa en los sitios pequeños, todo quisqui con problemas, le vienen a consultar, porque encima saben les sale gratis, y eso es más atractivo. Pero con lo que no contaba el pobre, es que en este pueblo, el 90% son primos, medios primos cuñados y demás parientes, y si aconsejabas a uno, perjudicabas a otro, hasta que me dedique a hacer la cronología de los que acudían a verle, pues encima teníamos unos problemas tremendos jaja, si te ponías al lado de unos contra el otro, en fin, metíamos la pata constantemente.
Un abrazo
Pilar
Bohemio: Yo tampoco podría contarlas de tantas como han sido.
Wpaa: Eso es lo bueno, que al final terminamos riéndonos (yo no tiro ninguna piedra que a mí me pueden lapidar, jajaja).
María Pilar: Me imagino y os imagino,jajaja.
Besos a todos
Más importante que meter la pata es saber sacarla...la pata digo, claro.
Por supuesto, Viriato, la pata.
Besos
Desde luego que metemos mucho la pata, pero creo que es lo más normal del mundo, y como bien decis todos lo mejor es recordarlo después como una simple anecdota.
Besos
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