+ Felíz Año Nuevo...Amor Mío +

Terminaba el 2000 y empecé el nuevo año a su lado…mi vida cambiaría y de ¡qué manera! Llena de amor y buena compañía…

Después que estuvo en casa, cada día se me hacía más difícil estar lejos de él. Como me había invitado que pasara el fin de año en su casa, con su hija y su yerno…me preparé y fuí a Salamanca. El camino ya me era conocido, así que esta vez, no me bajaría antes de llegar a mi destino.

Viajé con una gran emoción, esta vez algo extraña, conocer a su hija no era nada sencillo, era hija única, por lo tanto la “niña de papá”, había la posibilidad de que sintiera celos de mi, pronto sabría si tenia yo razón o no.

Llegué a su casa y ella fue quien nos abrió la puerta, sonriente y afectuosa, la miré. Alta, delgada, tez blanca, cabello largo rubio y unas facciones que sin lugar a dudas correspondían a su padre. ¡¡Dios!! Que parecido tenían.

Comprobé que mis sospechas eran infundadas, nada de celos, al contrario después supe que fue ella quien animó a su padre a “chatear”, la mas emocionada de nuestra relación, ver a su padre feliz le llenaba de satisfacción.
Su recibimiento por demás cálido, cariñosa, abrazo y beso…charlamos mucho. Me confesó su deseo de tener a alguien con quien platicar cosas de mujeres. El yerno un médico, atento, sencillo, miraba en su suegro otra figura paterna.
Otro día fuimos a visitar a la hermana mayor de él, a partir de aquí debía yo pasar “las pruebas de fuego” ante la familia, muy grande por cierto, él, el menor y ¡¡doceavo hijo!!
Pruebas que libré muy bien.
Cada una fue distinta, conocí a sus hermanos, cuñadas, sobrinos, primos... de todos recibí atenciones y buen trato.

Fue un invierno de intenso frío, al que yo no estaba acostumbrada, un clima muy distinto al de mi lugar de origen, así que mi ropa no era la adecuada, aunque llevé lo más abrigador que yo podía usar en un clima tropical como el mío.

Para celebrar el fin de año, la Güerita había hecho una reservación en un restorán muy elegante, yo había llevado un traje especial para esa noche, falda, blusa manga larga y saco…¡¡muy lindo!! Pero de una tela que no era la apropiada para el clima…

¡Ups! ¡Que mortificación! No lo podía usar, no soportaría el frío…
Sin más remedio, tuve que ponerme doble pantalón, una blusa, suéter y un abrigo corto, “aleopardado”, el que no me pude quitar en toda la noche, 3° de temperatura era demasiado para mi…Así que no me quedó más que dejar de mortificarme y disfrutar la noche.

Cenamos en una ambiente muy agradable, una cena exquisita, él, muy atento, sabía comportarse según las circunstancias, las doce campanadas, silbatos, música, abrazos, besos y miles de deseos compartidos. Sin faltar las lágrimas de felicidad.

Después de la cena, fuimos a otro sitio donde había música en vivo, una orquesta animaba el lugar, nos dieron una mesa en la parte alta. Una vez instalados sonaron los acordes de un paso doble, su hija lo tomó del brazo y saltaron a la pista ante mi asombro, ambos eran apasionados de todo cuanto tenía que ver con la Madre Patria, España.
Yo, los miraba felices, sonrientes y haciendo gala de su habilidad para el baile, ¡que bien lo hacían!…terminada la melodía, toco mi turno, una pieza romántica, nuestro primer baile, acompasado en el ritmo, corazones palpitando al unísono, percibir su aroma varonil, sentir sus brazos rodeando mi cuerpo…bailamos cheeck to cheeck…¡que pena! la melodía tenía fin…

El primer día del año, despertar con él, feliz, amada, protegida…no más despertares sola. Así es como queríamos seguir, juntos, compartiendo nuestras vidas, nuestro Ser.

Fueron muchas emociones juntas en unos cuantos días, pero debía volver a mi casa, esta vez regresaba con planes concretos…

Sí, ¡nos casaríamos!