Sacar conclusiones

Dice el diccionario de la R.A.E., en su tercera acepción, que conclusión significa "resolución que se ha tomado sobre una materia después de haberla ventilado". Yo ahora estoy reflexionando sobre el hecho de "sacar conclusiones", sobre todo sobre las que sacamos equivocadamente y en lo que llamaríamos "en caliente".

Muchas veces las evidencias son tan grandes que, involuntariamente, sacamos conclusiones equivocadas, solemos pensar aquello de "blanco y en botella, es leche" pero no, no siempre es leche porque resulta que también puede ser horchata, champú, gel o hasta algún fluido corporal.

El problema de sacar conclusiones equivocadas viene después, cuando asumes que era horchata porque entonces es cuando te preguntas: ¿y ahora qué?, lo tengo asumido pero, en el caso hipotético de que esas conclusiones erróneas hayan hecho daño o cambiado algo, ¿qué procede hacer?, ¿doy marcha atrás y pido disculpas si he hecho daño?, ¿asumo mi error y rectifico?, ¿dejo que esas conclusiones me priven de algo a lo que he renunciado "en caliente"?.

Las respuestas a todo esto son difíciles, porque no siempre dependemos de nosotros mismos para rectificar, muchas veces hay otra persona enfrente a la que nuestras "dichosas conclusiones equivocadas" hayan podido dañar y, además, esta persona suele ser alguien cercano, gente que nos quiere y a la que queremos y que ha sufrido, en mayor o menor medida, por el episodio en cuestión y, al rectificar, estamos corriendo el riesgo de que también reaccione "en caliente", como hicimos primero nosotros al sacar nuestras conclusiones.

Y la solución ¿cuál es?, ¿dejarlo pasar y perder para siempre esa amistad, ese contacto o, incluso, ese amor?, yo creo que no, que hay que echarle valor y rectificar, aunque nos cueste y aunque nos arriesguemos a que nos digan lo que primero pensamos nosotros, aquello de "blanco y en botella es leche".

¿Y por qué creo eso?, pues porque, muchas veces y como dije antes, las conclusiones equivocadas las hemos sacado involuntariamente, sin poder ver más allá en ese momento y, sobre todo, porque la vida son dos días y merece la pena vivirlos de la mejor manera posible, rodeados, en la medida de lo posible, de gente que nos quiere y nos aprecia y también porque ¿quién sabe si mañana estaremos? o ¿quién sabe si no nos arrepentiremos durante toda la vida de no haberlo hecho?.