¿Masculina yo?

Hace años me dicen un día mis hijos: "ven un momento, contéstanos a estas preguntas" y yo, como una pardilla, piqué.

Respondí al test en cuestión sin saber lo que estaba haciendo y, conforme iba avanzando, ellos se iban riendo más pero, como estos son de los que piensan que para qué van a ir al circo a ver los payasos  teniendo madre para reirse con ella, no me extrañé demasiado, de hecho me reía con ellos como es habitual.

Una vez terminado el test, veo que arroja un resultado del 83% y yo, sin saber aún de qué se trataba, me digo a mí misma: "ahí es nada, pues menuda soy yo, sea lo que sea voy sobrada".

Pero como todo tiene su lado amargo, una vez que las risas les dejaron hablar, me dijeron que el test que yo acababa, tan ufana, de terminar, era uno que medía el grado de masculinidad.

Ahí me volcaron, lo prometo, porque, modestia aparte, yo no tengo nada de masculina, ni en la voz ni en el aspecto ni en nada, vamos que a mí me miras o me oyes y no hay dudas de que soy mujer.

Luego, aclarando el tema, reconocí que puede que tenga una mente muy masculina dentro de un cuerpo femenino, igual porque siempre he tenido que desenvolverme laboralmente hablando en un mundo de hombres y jamás me he dejado achicar por ninguno, o que me gusta y practico la practicidad que tienen los hombres para resolver ciertos temas o que, incluso, me gusta el bricolaje. También he de reconocer que me irritan sobremanera ciertas actitudes de las llamadas "típicamente femeninas", como la dependencia que tienen muchas mujeres de los hombres o esa ñoñez de la que algunas hacen gala y que yo considero absolutamente estúpida y que no considero que atraiga a ningún hombre en su sano juicio.

Pero, por otra parte, soy muy coqueta, adoro la galantería en los hombres y un largo etc. así que de 83% de masculinidad nada de nada y se libró el que hizo el test porque no sabía quien era que, si llego a saberlo, le mando una parrafada de protesta, hasta ahí podíamos llegar.