Vaya por delante que el título de este escrito, el "No se lo digas a nadie", lo he tomado prestado de un libro de Jaime Bayly pero esa es toda semejanza, no voy a hablar de la burguesía peruana ni de homosexualidad, sino de la conveniencia o no de contar secretos.
"¿Cómo pretendes que otro guarde tu secreto si tú mismo, al confiárselo, no lo has sabido guardar?", se preguntaba François de la Rochefoucauld y yo, a mi vez, me pregunto: "¿tenía razón?". Como me gusta hacer la contra, voy a hacérmela a mí misma y voy a sostener las dos teorías, la de que tenía razón y la de que no la tenía.
1) Tenía razón por una cuestión muy sencilla, si nadie lo sabe nadie lo puede repetir porque:
a) ¿Quién te garantiza a ti que el portador del secreto no lo hace público o lo da a entender de forma involuntaria?.
Pongamos un ejemplo, tu dirección de correo electrónico, se la puedes dar a alguien y hacerle prometer que te va a guardar el secreto y jamás se la dará a nadie y ese alguien cumple escrupulosamente su promesa pero...¿y si se le ocurre enviar un correo a todos sus contactos y, en lugar de hacerlo de uno en uno, hace un envío masivo y todos los demás ven las direcciones de los demás?, involuntariamente está divulgando un secreto que juró no divulgar.
b) ¿Quién te garantiza a ti también que no van a utilizar tu secreto para hacerte daño?. ¿No hemos escuchado nunca aquello de: "no se lo digas a nadie porque prometí que no lo iba a contar pero como tú eres de confianza..."? y luego la bola va rodando y ese alguien se lo dice a otro alguien y, al final, es de dominio público y termina haciendo daño.
2) No tenía razón por una cuestión muy simple, la lealtad, eso que mucha gente no practica ni consigo misma pero que mucha otra lo entiende como una parte inseparable de su amistad hacia otra persona y de su forma de conducirse en la vida.
La persona que es íntegra y leal nunca, bajo ningún concepto y circunstancia, traicionará una confidencia o un secreto, ni tan siquiera aunque su amistad con quien le confió el secreto se hubiere enfriado o terminado. Con la lealtad, como con la clase y el saber estar, se nace.
Yo sé positivamente a quién podría decirle eso de "no se lo digas a nadie...".
6 comentarios:
María, yo suelo utilizar un norma. En cosas que me afectan a mí, podría plantearme, en alguna circunstancia, eso de "bueno esta persona es amiga y es de confianza", pero cuando el secreto o hecho se refiere a otra persona que ha depositado su confianza en mí... ahí no tengo ni la más mínima duda. No lo revelo en ningún caso.
Un besazo.
Madeira
Todo lo que dices es una verdad tan grande como la catedral de Burgos.
Felicidades por tu capacidad de síntesis.
Yo opino sobre el "no se lo digas a nadie" ,que lo mejor es aplicarse un dicho popular que dice:
¿Me guardaras un secreto amigo?. Mejor , me lo guardas si no te lo digo.
Dependiendo de como y con quien , creo que lo mejor es eso.
Igualmente que hay otro que dice:
Una mentira rodara tres veces alrededor del mundo , antes que la verdad asome la cabeza.
No es enteramente lo malo , que no te guarden un secreto ,lo peor , es que esa confidencia encima vaya acompañada de mentiras.
Buenisima exposicion de "No se lo digas a nadie"
Un beso.
wppa.
María, que buen tema, yo coincido plenamente con Wppa, no tan solo no te guardan el secreto, sino, lo cuentan, con adornos " de su propia cesecha"
Creo que una de las mayores virtudes que debe tener alguien que se dice tu amiga, es la discreción (aparte de la LEALTAD)
Un besote, Scarlet2807
Muy bueno tu escrito, me encantó!!!
La lealtad a un amigo es la primera regla para que funcione, a lo largo del tiempo.
Yo, María, tambien sé quien es mi amiga, sabes ¿por qué?.
Porque me es leal y jamás dudé, ni dudaré de su palabra, digan lo que digan.
Un beso, buen artículo, te felicito.
Creo que cuando uno pide que guarden un secreto , ya está dispuesto a que los demás se enteren, salvo contadas excepciones los secretos no lo son por mucho tiempo.Besos Lía.
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