Escucha, acércate, no hables, escucha lo que ahora te murmuro.
Pienso en ti, si, muchas tardes pienso en ti, y quiero hablar en voz alta todo lo que de mi mente sale,....Entonces me acerco al mar, por que el mar, sabes, es lo más parecido a ti.
Lentamente me acerco a la orilla, dejo que se hunda mis zapatos en la arena, y con una mirada melancólica y gris, contemplo el ír y venir de las olas. Noto la brisa creciente, llena de olor, y oigo su ruido, veo la grandeza del mar, brillante, oscura, con la impresión de desorden que da, y así estoy largo rato, hasta que el viento me hace sentir frío, y entonces me doy cuenta que estoy completamente solo.
Cojo un puñado de arena y dejo que el viento me la arrebate de entre los dedos, la oscuridad creciente, el rumor del oleaje que ahora tenía un sonido trágico, los chasquidos del agua entrando y saliendo. Es entonces cuando igual que la arena que me quita el viento alguien te quita de mi, que igual que el mar viene y se va, igual haces tu, y es entonces cuando grito y hablo con el mar como si hablara contigo, y me digo a mi mismo tantas y tantas cosas. Como me gustaría ver esa mirada, esos ojos que a veces tienen el color del mar. Esos hombros desnudos siendo llenados de besos por mi. Hasta que se hace de noche o casi de noche y yo también como tu, tengo que marchar.
3 comentarios:
Orujo, leyendote siendo envidia del mar y de la mujer que despierta en ti unos sentimientos tan bonitos y con esa intensidad, por que ami me gustaria poder oir cosas tan bonitas de los labios del hombre que amo. Gracias amigo orujo por llenarnos de ternura y nostalgia. Un beso astmanzana
Que bonitas palabras orujo,me haces soñar,eres tierno,sensible...pero tambien triste.No se si son reales los pensamientos que aquí nos dejas o es tu imaginación pero nos revelan tristeza y melancolia.Un beso Thais
Tímidamente y desde mi lado, asomo a tu universo, de puntillas, para pasear entre el rumor de las olas de tus letras, sin que nadie advierta mi presencia.
Llego,aspiro el perfume a mar de tus escritos, me impregno de la paz que predicas y tal como vine me alejo, hasta otra ocasión.
Gracias, señor del mar.
Publicar un comentario