12 de mayo de 2010

Lo prohibido IV


Ana estaba muy nerviosa cuando llamó a Antonio, peor que una quinceañera en su primera cita, estuvo un rato pensando en qué decir y como decírselo y, por fin, se decidió a llamarle y le dijo un simple "hola". A partir de ahí fue él quien tomó el hilo de la conversación pero ambos estaban trabajando y a Ana la interrumpieron, tuvo que cortar. A los pocos minutos volvió a llamar, ya se había roto el hielo, ya fueron más ellos y, aunque no se dijeron tantas cosas como solían decirse por escrito, tuvieron una conversación preciosa y la siguieron muchas más durante las que se acariciaron y se besaron con la voz, rieron juntos y, sobre todo, se dijeron mil te quieros y Ana descubrió que no tenía 64 años, sólo tenía 44, era más joven que ella, un día le dijo: "tienes la voz demasiado joven para tener 64 años" y él, riendo, la sacó de su error y le dijo: "tengo 44".

Siguió su intercambio de correos, sus conversaciones, sus llamadas. En el fondo eran dos niños disfrutando de un primer amor, haciendo travesuras incluso planearon un viaje a Las Vegas en barco porque él tenía miedo a volar. Imaginaban mil situaciones, fueron los protagonistas de sus sueños noche a noche, uno de ellos era que, cada gota de lluvia que cayera, era un beso que Antonio mandaba desde el cielo para Ana. Una vez Antonio comentó que le gustaban las torrijas, Ana le prometió que las haría para él siempre cuando ella fuera su bandeja y las torrijas estuvieran rodeadas de pétalos de rosa. En otra ocasión, él la retó a hacerle una tortilla azul y Ana pensó en como hacerla y que resultara comestible y, al final, dio con la solución para hacerle la tortilla azul a su emperador y le envió un correo contándoselo. Era fácil de hacer, sólo había que ponerle colorante alimentario y mucho amor, lo primero se podía comprar, de lo segundo a Ana le sobraba.


Se acercaba el momento de su encuentro, lo planeaban y bromeaban con ello. El le tomaba el pelo diciéndole que la llevaría a cenar a un Burguer y ella, muerta de risa, le decía "ni se te ocurra que te mato" ¿qué menos que un bocadillo de atún? y, al final, ambos convenían en que lo único que querían era comerse el uno al otro.

Ana tenía previsto viajar a Barcelona un domingo por la tarde, el congreso empezaba el lunes, y esa semana pasó mucho tiempo pensando en qué ropa llevarse, en qué zapatos, en qué bolsos, en esto me lo llevo por si acaso, en esto otro por si salimos a cenar, hasta que, al fin, lo tuvo todo preparado, sólo a falta de meterlo en la maleta.

Pero el viernes anterior a su viaje pasó algo. Ana descendió del cielo donde Antonio la había subido, dejó de escuchar "Over the rainbow ", de escuchar y creer aquello de " En algún sobre el arco iris los cielos son azules y todos los sueños que te animas a soñar se hacen realidad" y se puso a oír "Summer wind" y escuchó "un día te llamé y te perdí, te perdí ante el viento del verano" y, entonces, dejó por un momento de ser reina y se enfrentó con su vida real, estaba casada, con 3 hijos, un marido encantador, un buen trabajo y... ¿qué iba a hacer?, ¿vivir un sueño? y, sobre todo ¿tenía derecho a ser tan egoísta como para vivirlo y luego seguir con su vida como si nada hubiera ocurrido?. Le entró un ataque de pánico o de realidad, nunca lo supo, pero llamó a Antonio y, llorando y hablando entrecortadamente, le dijo "cariño, no puedo hacerlo, no voy a ir", él se quedó helado, trató de tranquilizarla y animarla y ella sólo acertó a decirle: "te voy a enviar un correo". Se lo envió y, entre otras cosas le decía:

"Esta es la decisión más dura que he tenido que tomar en mi vida: renunciar a ti.

Sé que los dos teníamos claro que lo que ha podido haber entre nosotros tenía fecha de caducidad pero sé, también, que a ambos nos hubiera gustado conocernos personalmente y, probablemente, hacer realidad algún pequeño o gran sueño.



He esperado cada correo o cada conversación con la ilusión de una quinceañera, he tenido que contenerme para no estar todo el día llamándote o enviándote correos o mensajes al móvil y no acosarte, he leído mil veces tus correos. Te dije que yo me "enamoré" de ti creyendo que tenías 64 años y era cierto, lo que no sabía o no quería admitir era que lo que he llegado a sentir por ti era amor con mayúsculas, vamos que no sé cómo, aunque sí sé por qué, me he enamorado de ti. Y estoy como Pretty Woman, que quiero el sueño entero, algo que, evidentemente, no está a mi alcance. Pienso que tú ya lo sabías, que hace tiempo que lo sabes y me recordabas de vez en cuando que tengo una familia, que nunca me harías daño y yo, que soy cabezota, quería más, me decía a mí misma que sólo un poquito más, sólo conocernos, sólo tener el placer de tocarlo, sólo unos días juntos, hasta que he ido ampliando y esta tarde, después de hablar contigo, me he atrevido a confesarme a mí misma que te necesito como al oxígeno que respiro y que no quería un poquito más, que lo quería todo y todo no puede ser.

No sé si conoces una canción de Jacques Brel que se llama " Le Moribond", habla de lo triste que es morir en primavera y así es como estoy yo, muriendo en primavera, apenas veo la pantalla porque no me dejan las lágrimas, porque me estoy muriendo por ti y porque sé que, por mucho que me duela, lo que estoy haciendo es lo correcto. Yo, desgraciadamente, soy mi peor juez.

Sé que tu mujer ideal está esperándote en algún lugar (y esta vez no voy a bromear y a decirte que soy yo porque es obvio que no lo soy) y te deseo, con el corazón roto pero de todo corazón, que la encuentres cuanto antes y que te haga todo lo feliz que te mereces, es decir el hombre más feliz del mundo, lo que yo hubiera querido hacerte si las circunstancias hubieran sido otras porque, aunque tú no lo sepas, eres único, eres dulce, ingenioso, cariñoso, un caballero, en fin todo lo que cualquier mujer en su sano juicio querría. También quiero decirte que va a tener que esforzarse mucho para quererte tanto como te quiero yo.

Quiero darte las gracias y pedirte perdón, darte las gracias por lo mucho que me has dado y pedirte perdón por tener que decirte esto, por la pequeña o gran desilusión que te puedas llevar, por el tiempo que me has dedicado y por todo, absolutamente por todo. Te lo habré dicho antes por teléfono pero sé lo que me va a pasar, que probablemente voy a llorar y te voy a hacer una escenita y que seguro que me voy a cortar porque sólo oír tu voz me descoloca y que, al final, no te lo voy a decir todo.

Supongo que me iré unos días sola a París a consolarme y, aunque sé que no es el mejor sitio para eso porque yo quería enseñártelo, cenar contigo en Montmartre en una mesa pequeñita rozándonos las rodillas mientras alguien canta una canción de amor tocando el acordeón y nosotros nos besamos, pasear contigo de la mano hasta le Sacré Coeur y decirte cariño en lugar sagrado, llevarte de compras, comer en la Torre Eiffel, enseñarte la casa de Grace Kelly, portarnos como niños en Disneyland y un largo etc., espero volver con la fuerza suficiente para seguir con la que yo creía que era mi estupenda vida.Perdóname si puedes.Te quiero."

Ana le envió este correo por la mañana, Antonio le contestó por la noche, al llegar a casa, ella tenía miedo de abrir el correo pero lo hizo y leyó...

18 comentarios:

Carmen dijo...

Ella:

Me ha encantado la historia, no sabes cuanto me gustaria un final feliz que me hiciera olvidar la mia propia.

Un beso

Scarlet2807 dijo...

Que bella historia Ella, pero me estoy temiendo el final...
Sabes? yo creo que muchas hemos tenido en la vida un amor que no ha llegado a concretarse, y que la duda de ¿que habría ocurrido?, nos atormenta.
Pero por otro lado, es un bello recuerdo, sin ningún " pero" que lo minimice, no sé, me has dejado como nunca, muy pensativa.

Un gran beso, Scarlet2807

Miranda dijo...

Ellaaaaa:

Tu historia me tiene atrapada, haces que me emocione y a la vez sufra, pero no importa, quedo en espera de la continuación.

Besitos.

D'MARIE dijo...

Eldesenlace,provoca un poco de suspenso.La vida lo es.!!Solo recordarte que dejas un espacio de reflexion en mi mente...muy bueno!!
Besis

Anónimo dijo...

Me llama la atención que sólo opinen mujeres sobre este extraordinario escrito...Sólo una mujer podría relatarlo con tal delicadeza, Ella.
Al igual que Scarlett, opino que todos hemos tenido en la vida algún encuentro de este tipo. Damos lo mejor de nosotros, nos mostramos como somos, y la edad y la experiencia nos lo hace vivir de diferente manera que cuando teníamos veinte años menos, ¿verdad?

Yo por mi parte os diré que me ha ocurrido, y aún a sabiendas de nuestra fecha de caducidad, hemos aprovechado el momento. Lo vivimos, lo sentimos y lo dejamos...pero prefiero eso que la sensación de haber dejado pasar la oportunidad de haber conocido a una persona, que en otras circunstancias de la vida, hubiera sido probablemente mi pareja.
Ahora, años más tarde, recientemente me ha ocurrido lo mismo. Y no hemos dejado pasar la oportunidad. Yo me separé y ella lo esta haciendo. Es difícil y complejo, con hijos por medio, pero la imagen de vernos juntos en un futuro no muy lejano nos da fuerzas. Precioso relato Ella, veremos quien gana, si el corazón o la cabeza...Besos.
Qué bien redactas.

* Inés * dijo...

Sigo impresionándome con tus relatos,parece que hables en voz alta y aquí mismo, dándole un buen ritmo e interés que atrapa al lector.

Gracias, Ella, espero más....

Fibonacci dijo...

Ya sabia yo que eso no tenia un final de peli, la realidad es otra, y por mí se ha acabado la historia.

Cuando una persona no está a gusto con su pareja, lo más honesto es comunicarselo, lo que no se puede es estar en las duras y en las maduras.
Regalar el oido a una mujer, es lo mas facil de este mundo, todavia no comprendo como aún se dejan engatusar, ser honesto es lo que nos hace seguir viviendo con dignidad.
Y aún que no se haya tenido contacto fisico, ya de por sí, ha engañado a la pareja.
Y otra cosa os digo, el mercado en la calle es muy dificil.

Seamos como tenemos que ser, respetemos a quien tenemos al lado y si la convivencia es dificil y el amor ha desaparecido, entonces alejate de él o de ella y entonces comienza una nueva vida, no te aproveches de tu situación aguantando a trancas y barrancas hasta que que encuentres algo que te llamara la atencion.
Otra cosa más, segun las estadisticas, parejas rotas,en un alto porcentaje,no vuelven a tener una.
Hala, he dicho.

María dijo...

Eso, hala, has dicho y te has quedado tan fresco, así como si tú supieras el final.

Soñador dijo...

Gracias ella, me encanta leerte cada tarde cuando llego a este rinconcito.

Fibonacci dijo...

el final ya se sabe, a donde va ella con tres hijos que la quieren , un marido que la adora según he leido.
Tan solo a la aventura de unas palabras en un chat, msm o teléfono, venga ya, no creo que Ana sea tan ilusa, las palbras ya te he dicho que son faciles de decir, luego que al tio le huela el sobaco, que tenga los zapatos sucios,el aliento a pescao podrio y que seguramente va a echar un chingo de esos que dice Miranda,
La historia se terminó, pero eso sí, que Ana haga acto de contricción y piense si ha hecho bien.

Mayte® dijo...

jajjaaaaaaaaaaaa

Dí que si Fibo. Totalmente de acuerdo contigo.
jajajjaaaaa

María dijo...

Vamos a ver, no le huele nada mal. Es alto, guapo, ojazos, los zapatos se los limpian, tiene un Porche estupendo y de chingo nada, jajajaja.

Y Ana no tiene que hacer ningún acto de contricción ni nada, no ha PECADOOOOOOOOOOOO (todavía).jajajaja

María dijo...

Ah Mayte ¿tú también?, pues lo lleváis clarito los dos, jajaja

Mayte® dijo...

Es que tiene más razón que un juez, aunque sea más bruto que un arado exponiéndolo.

jajajajaja.

Besoss

María dijo...

De eso nada, razón ninguna. Tú lo que pasa es que te mueres de envidia porque mi Antonio es un mirlo blanco. Hala, a chincharse, jajajaja

Mayte® dijo...

Menudo mirlo está hecho tu Antonio.

Yo de esos me los encuentro a pares y no me creo la mitad de la misa.

Lo dicho. Totalmente de acuerdo con el Fibo.

jajajja

María dijo...

Qué pena me da mi Antonio, de verdad, son ganas de criticarlo al pobre sin saber.

jajajaja

LIA50 dijo...

Bonita historia, muchas veces vista y tambien se que los finales no son muy felices que digamos,idealizamos, adornamos, entregamos y terminamos llorando por los rincones...Beso Lia.

Callad, por Dios, ¡Oh buñuelo!.

(La foto es de otro día, los de hoy los haré esta tarde que no me ha dado tiempo) Callad, por Dios, ¡oh buñuelo! Que no podré resisti...