13 de mayo de 2010

La pluma de Osiris


Osiris era un maniático de la perfección. A veces parecía que tan insuperable manía le llevaría a la locura... y, otras, se comportaba ya como un verdadero loco. Pero esa perfección no la buscaba en las cosas materiales...aunque, por fiel reflejo de esa tendencia hacia la perfección, se desposó con su hermana Isis, a quien admiraba por la pureza de sus rasgos físicos. No era, sin embargo, la perfección física su objeto más inmediato. La obsesión de Osiris era encontrar la más absoluta pureza espiritual. No en vano era el dios egipcio más antiguo y el más importante del Panteón. Su madre, Nut, con frecuencia le recordaba que no era fácil alcanzar su propósito y, posiblemente, jamás encontraría el lugar donde pudiera encontrar las raíces de la perfección. Pensaba sobre ello. Apenas dormía. Discutía con quien le rodeaba. Soñaba con lugares de acceso imposible. En grutas perdidas. Analizaba los pétalos de cada rosa que daba color a su jardín. Y una tarde, sintiendo en su piel la impotencia por su fracaso, su desesperación forzó los latidos de su corazón hasta percibirlos nítidos y amenazantes. En ese momento creyó entenderlo todo: “Ahí. Ahí está. Ahí se refugia, pensó, mi obsesión me impidió razonar adecuadamente. La perfección, la pureza espiritual, la belleza crece y vive en el corazón“
- Nunca conseguirás convencer a nadie de tu hallazgo- le increpaba Nut. Se reirán de ti.
Pero Osiris era dios, no un dios perfecto, pero dios al fin...y encontró el camino que le afianzó en su descubrimiento: alguien perdió en el Panteón una pluma de avestruz, la tomó en sus manos y comprobó que su peso era ínfimo.
- El corazón que haya alcanzado la perfección, pensó, se habrá despojado de todo bagaje de odios, venganzas, insidias, amarguras...y por tanto su peso no será distinto al de esta pluma.
Y desde ese momento, los egipcios, al morir, se postraban ante Osiris. Este les arrancaba el corazón depositándolo en el plato de una balanza. En el otro plato, la pluma esperaba al corazón. Si el fiel de la balanza permanecía en equilibrio, Osiris premiaba a su dueño con la eternidad.

6 comentarios:

Mayte® dijo...

Creo que los dioses eprdieron el Olimpo por eso mismo entre otras causas.
Los humano no somos racionales la mitad del tiempo, ni justos, ni equilibrados. Creo que tiraron la toalla ante la imposibilidad de razonar con nostros.
Me ha encantado tu aporte.Extraño a mucho a wappa y sus leyendas y leerte me ha levantado el ánimo.

Un beso y ¡gracias!

María dijo...

Buen trabajo, muy bueno. Hoy especialmente me ha hecho identificar a alguien.

Gracias

* Inés * dijo...

Cuánta razón tienes.. con este relato acomodado por tus letras....

Me ha encantado.

Gracias, siempre, amigo.

( No tardes en volver entre nos )

Carmen dijo...

Me apasiona ese tema. Muchas gracias por los momentos que me has entretenido.

Gracias

Scarlet2807 dijo...

Muy bueno tu relato, como siempre, solo que éste te hace pensar...

Un beso, Scarlet2807

Anónimo dijo...

Prólogo al margen de lo bien que escribes nos haces reflexionar.
No tardes mucho en escribir algo más.
Un saludo

Callad, por Dios, ¡Oh buñuelo!.

(La foto es de otro día, los de hoy los haré esta tarde que no me ha dado tiempo) Callad, por Dios, ¡oh buñuelo! Que no podré resisti...